(Génesis 10:1-21) “Y esta es la historia de los hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet. Ahora bien, empezaron a nacerles hijos después del diluvio. Los hijos de Jafet fueron Gómer y Magog y Madai y Javán y Tubal y Mesec y Tirás. Y los hijos de Gómer fueron Askenaz y Rifat y Togarmá. Y los hijos de Javán fueron Elisá y Tarsis, Kitim y Dodanim. Procedente de estos la población de las islas de las naciones se esparció por sus tierras, cada una según su lengua, según sus familias, por sus naciones. Y los hijos de Cam fueron Cus y Mizraim y Put y Canaán. Y los hijos de Cus fueron Sebá y Havilá y Sabtá y Raamá y Sabtecá. Y los hijos de Raamá fueron Seba y Dedán. Y Cus llegó a ser padre de Nemrod. Él dio comienzo a lo de hacerse un poderoso en la tierra. Se exhibió [como un] poderoso cazador en oposición a Yahveh. Por eso hay un dicho: “Como Nemrod, poderoso cazador en oposición a Yahveh”. Y el principio de su reino llegó a ser Babel y Erec y Akkad y Calné, en la tierra de Sinar. De aquella tierra salió para Asiria y se puso a edificar a Nínive y a Rehobot-Ir y a Cálah y a Resen entre Nínive y Cálah: esta es la gran ciudad. Y Mizraim llegó a ser padre de [los] ludim y de [los] anamim y de [los] lehabim y de [los] naftuhim y de [los] patrusim y de [los] casluhim (de entre quienes procedieron los filisteos) y de [los] caftorim. Y Canaán llegó a ser padre de Sidón su primogénito y de Het y del jebuseo y del amorreo y del guirgaseo y del heveo y del arqueo y del sineo y del arvadeo y del zemareo y del hamateo; y después las familias del cananeo fueron esparcidas. De modo que el límite del cananeo llegó a ser desde Sidón hasta Guerar, cerca de Gaza, hasta Sodoma y Gomorra y Admá y Zeboyim, cerca de Lasa. Estos fueron los hijos de Cam según sus familias, según sus lenguas, en sus tierras, por sus naciones. Y a Sem, el antepasado de todos los hijos de Éber, el hermano de Jafet el mayor, también le nació descendencia. Los hijos de Sem fueron Elam y Asur y Arpaksad y Lud y Aram”.
Dos mil años antes de Cristo, los cananeos, son los descendientes del cuatro hijo de Cam el hijo de Noé, Canaán. Se instalaron en las tierras desde entonces conocidas como Canaan y que más tarde se llamaría Palestina. Los jebuseos, una de las tribus cananeas, levantaron un poblado al que llamaron Urushalim (Jerusalén), o sea “ciudad de paz”. Es verdad que los cananeos son históricamente reconocidos como los primeros habitantes de la Tierra de Israel, antes del Éxodo de los hebreos. De hecho, el nombre geográfico correcto de la Tierra de Israel es Canaán, no “Palestina” (que es una invención romana).
Los cananeos consistían en diferentes tribus, que pueden distinguirse en dos grupos principales: los septentrionales o cananeos de la costa y los meridionales o cananeos de la montaña. Los cananeos de la costa oriental del Mar Mediterráneo desde la parte sudoriental del golfo hasta las proximidades del golfo de Haifa, son más conocidos en la historia por su nombre griego, fenicios. No fundaron ningún reino unificado sino más bien se organizaron en ciudades autónomas, y no eran un pueblo guerrero sino hábiles comerciantes, navegantes y constructores. Los fenicios hablaban el arameo, idioma que adoptaron de sus vecinos semitas, lengua que era estrechamente emparentada con el hebreo ¡no con el árabe! Los fenicios e los israelitas no necesitaban intérpretes para entenderse. Les tocó el mismo destino que al antiguo Reino de Israel y cayeron bajo la dominación asiria, luego babilónica, persa, macedonia, seléucida y romana. A través de la historia los fenicios se mezclaron con diferentes pueblos que habitaron en su tierra, principalmente griegos y ármenos. Durante la expansión islámica fueron arabizados, sin embargo, nunca fueron completamente asimilados y su actual nación es el Líbano, erróneamente considerada como un país “árabe”, una etiqueta la el pueblo libanés rechaza. A diferencia de los estados árabes, el Líbano tiene un nombre oficial en estilo democrático occidental, “República del Líbano”, sin el adjetivo “árabe” que se requiere en la denominación de todo estado árabe. La única mención del término árabe en la constitución libanesa se refiere a la lengua oficial del estado, lo que no significa que el pueblo libanés sea árabe, en la misma manera que el idioma oficial de la Argentina es el español sin que esto califique a los argentinos como españoles.
Los comúnmente llamados palestinos no son libaneses (aunque algunos de ellos provienen del Líbano ocupado por Siria), por lo cual no son fenicios (cananeos). De hecho, en Líbano los palestinos son “refugiados” y no se identifican con la población local. Los cananeos meridionales habitaron en la región montañosa desde el Golán hacia el sur, en ambos lados del Yarden (Jordán) y sobre la costa del Mediterráneo desde el golfo de Haifa hasta Yafo, que es el Canaán bíblico. Consistían en varias tribus de extracciones diferentes: además de los cananeos propiamente dichos, (fenicios), estaban los amorreos, hititas y pueblos hurritas como los jebuseos, heveos y horeos, todos ellos asimilados dentro del contexto arameo-cananeo. Nunca constituyeron un estado unificado ni organizado, sino que se mantuvieron dentro de un sistema de alianzas tribales. Cuando los primeros hebreos llegaron a Canaán compartieron la tierra pero no se mezclaron, porque era prohibido a la familia de Abraham contraer matrimonio con cananeos. Sin embargo, once de los doce hijos de Jacob tomaron mujeres cananeas (el otro hijo tomó una egipcia), y desde entonces, las Tribus de Israel comenzaron a mezclarse con los habitantes locales. Después del Éxodo, cuando los israelitas conquistaron la Tierra, hubo algunas guerras entre ellos y los cananeos en todo el periodo de los Jueces, hasta que los cananeos fueron definitivamente sometidos por el Rey David. En aquél tiempo, la mayoría de los cananeos estaban emparentados con los israelitas, otros voluntariamente aceptaron la Torá y pasaron a ser israelitas, otros se unieron al ejército de Israel o de Judá. En efecto, los cananeos son raramente mencionados durante el periodo de los Reyes, generalmente en referencia a sus costumbres paganas que introdujeron entre los israelitas, pero ya no como un pueblo distinto, porque habían sido completamente asimilados dentro de la nación israelita. Cuando los asirios invadieron el Reino de Israel, no dejaron aparte ningún cananeo, pues ya habían pasado a ser todos israelitas en aquél tiempo. Lo mismo sucedió cuando los babilonios deportaron la población del Reino de Judá. Por lo tanto, el único pueblo que puede trazar un linaje que conduzca hasta los antiguos cananeos son los judíos, no los palestinos, porque cananeos no existían después del siglo 8 a. C. y no fueron aniquilados sino asimilados en el pueblo judío.
Conclusión: los palestinos no pueden reclamar ninguna descendencia de los antiguos cananeos, en tal caso, ¿Por qué no pretender también los “territorios ocupados” por Siria, es decir, el Líbano? ¿Por qué no hablan el idioma de los antiguos cananeos, que era el hebreo? ¡Porque no son cananeos!
¿Es “Palestina” el nombre propio y original de la Tierra Santa? Todos los días, las noticias de primera plana pregonan los últimos desarrollos de la crisis en Israel. El estado Judío ha tenido que responder al terrorismo desenfrenado contra sus ciudadanos, encontrando y eliminando las cadenas terroristas.
La prensa describe a los terroristas como víctimas y héroes, a la misma vez que condenan unánimemente la reacción de Israel. Tres décadas de “negociaciones” con los palestinos han producido acuerdos, que han sido quebrantados, más terrorismo, y ¡ninguna paz! Para entender este conflicto, los participantes y sus motivos deben ser entendidos. El nombre Palestina abarca la antigua Tierra Santa y la nación moderna de Israel. Pero no es el nombre original de ese país. Los romanos asignaron ese nombre como en el segundo siglo de Cristo.
Para poder apreciar la presión que les pusieron a los judíos en Judea y en Jerusalén durante este tiempo, algunos antecedentes historiales son necesarios.
Una sublevación Judía ocurrió un poco antes del 70 D. C., cuando los romanos saquearon a Jerusalén después de un amargo asedio. La rebelión fue causada por las fuerzas de ocupación Romana. Oficiales Romanos les robaban continuamente a los sacerdotes judíos sus artículos de valor, y después les demandaban que pagaran recompensa si las querían devueltas a ellos. Ellos saqueaban el templo y robaban los trajes decorados junto con otros tesoros sagrados. Esto sobrepasó el punto final, y la rebelión inevitable comenzó.
Los relatos torcidos por la historia describen a los romanos como personas de tipo militar, racional y sereno. Sin embargo, este no era precisamente el caso.
Los sobrevivientes de la rebelión del año 70 fueron sometidos a provocaciones similares que causaron otra rebelión en el año 132. Los romanos vencieron otra vez, y la rebelión terminó en el 135. El Emperador Romano Adriano castigó a los judíos sobrevivientes.
Él renombró a Jerusalén con su nombre y como el dios Júpiter Capitolinos “Aelia Capitolina”. Adriano entonces le impuso la penalidad de muerte a cualquier judío que entrara en la ciudad. Algunos historiadores dicen que en este periodo de tiempo fue posiblemente cuando los romanos le dieron el nombre a Judea de Palestina.
En pocas palabras, el término “Palestina” es ilegitimo. El nombrar a toda esta región en honor de los Filisteos, enemigos amargos de Israel por muchos siglos, es un insulto para los judíos. Los romanos escogieron este nombre porque ellos sabían que eso sería una abominación para los judíos. Por estas razones, algunos líderes políticos y congresistas bien informados todavía denuncian el término “Palestina”.
Los Palestinos de hoy día insisten que ellos habitaron la tierra de Canaán antes de que Dios se la diera a Israel. Pero ellos están seriamente males informados o voluntariamente ignorantes. Los cananeos representados aquí arriba definitivamente no eran de descendencia árabe. El pueblo Árabe es descendiente de Ismael, que descendió de Sem. Las personas que ahora se dicen ser palestinos correctamente reconocen su origen ancestral con Abraham igual que los judíos y los árabes reclaman.
La “impregnación” de los árabes coincidió con la expansión Islámica. Estas olas de migraciones ocurrieron mientras los turcos empujaban hacia el norte, esparciendo a los Islámicos a punta de espada. Como por el décimo siglo, los turcos habían conquistado la antigua tierra de Judea, al igual que a Jordán, Siria y el Líbano. Para el siglo once ellos controlaban la mayor parte de Asia Menor. Los árabes, descendientes de Ismael al igual que de Esaú, reclamaron esa tierra desde ese tiempo hasta el presente. Muchas de las nacionalidades particulares que viven en Judea y Jerusalén ni se ligan ni tienen matrimonios mixtos con otras personas o nacionalidades.
Más informaciones:
Raad Salam Naaman, Todo sobre el Judaísmo, Editorial Monte Riego (León) 2017
Raad Salam Naaman
Cristiano católico caldeo de origen iraquí