Las noticias de ataques y matanzas que nos llegan de Irak en estos últimos días son sobrecogedoras. Irak vive en la actualidad un repunte de la violencia. Al menos 804 iraquíes murieron en el mes de agosto pasado, mientras que desde principios del año 2013 han fallecido unos 5.000 civiles, según cifras de la ONU, la realidad es mucho más, en una cadena de atentados por todo el país. Los coches bomba han estallado en mercados, parques y calles comerciales abarrotadas de familias que celebraban el mes de Ramadán. Me cuenta un amigo desde Bagdad, que los terroristas ingenian muchos modos de actuaciones para acabar con las cantidades de personas posibles. Añade mi amigo, por ejemplo, el suicida ocasiona un accidente de tráfico en una calle o barrio muy importante con muchos movimientos y cuando se acerca la gente y la venida de la policía, explota el coche y las bombas que lleva encima.
El mes de Ramadán, ha sido un mes sagrado sangriento, a pesar de que el Islam predica de que este mes es un mes de perdón y de misericordia (no se donde están).
Irak contiene una sociedad multiétnica, multicultural y multireligiosa. La religión predominante en Irak, es el Islam 95%, (Ši`ies 60%, Sunnies 35%), judíos, Yazidies y Şabi`a 2% y los cristianos tomados en conjunto caldeos y asirios 3%, son el grupo más numerosos después de los islámicos. El grupo étnico más importante es el árabe 74%, seguido por los kurdos 20% (musulmanes sunníes), los turcomanos 2% (musulmanes sunníes) y luego caldeos, asirios 3% (cristianos), Otros 1%. Los cristianos son parte fundamental de la población y una comunidad histórica que se encuentra en la actualidad, en trance de desaparición. El naciente radicalismo islamista y la violencia existente en el actual Irak favorecen la eliminación progresiva de una minoría incómoda para los musulmanes, son los cristianos.
A este resurgimiento de la violencia ha contribuido, sin duda, la retirada de las tropas de Estados Unidos, hace 18 meses, y la inoperancia de unas fuerzas de seguridad que no han estado a la altura del desafío a pesar del entrenamiento y los fondos recibidos. Ejemplo de ello es el asalto, en julio 2013, a dos prisiones iraquíes que permitió la evasión de al menos 500 criminales, entre ellos importantes cabecillas de Al Qaeda.
La guerra de Irak, que en 2003 produjo la caída del régimen de Sadam Husein, tuvo un claro ganador; Irán (Ši`i). La intervención militar dirigida por Bush hijo de Estados Unidos provocó el fortalecimiento de la República Islámica de Irán. Diez años después, estemos siendo testigos de otro resultado irónico en la región. Los numerosos de fallecidos civiles a consecuencia de actos terroristas en Irak que se suponía pacificado tras la retirada militar estadounidense, hace año y medio, es una realidad abiertamente incompatible con la existencia de un Estado viable y democrático.
La guerra civil que enfrentó en Irak a las milicias Ši`ies y sunníes y que después volvió a ambas contra el invasor EE UU, se ha transformado en un terrorismo estructural. La sangre llama a la sangre, que se considera ya adherido irreparablemente a la vida cotidiana. Bagdad es un engaño democrático, pese a la proliferación de partidos o la celebración de elecciones. El enfrentado gobierno de coalición entre Ši`ies, sunníes y kurdos (sunníes), que dirige con mano de hierro el Ši`i Nuri Al Maliki, es incapaz de garantizar la seguridad ciudadana o prestar los servicios básicos. Es reflejo de una élite sectaria, oscura y corrupta a los ojos de la mayoría de los iraquíes, más atenta a sus intereses que a los de un Estado en caída libre. Como los dirigentes de otros países árabes, el gobierno de Bagdad tampoco quiere entender, pese al tiempo transcurrido, que el compromiso con el adversario y la inclusión de las minorías son elementos determinantes de la convivencia y la democracia. Irak, apagado y frágil, se aleja paulatinamente de ese modelo, con consecuencias irreparables.
El principal responsable de la humillación que sufre Irak hoy día calle sobre el gobierno de coalición que preside el Ši`i Nuri Al Maliki, mezcla peligrosa de autoritarismo e incapacidad no solo para hacer frente a la violencia, sino para atender las necesidades básicas de la población. La marginación de los sunníes, cuyas protestas han sido duramente reprimidas, crea un descontento del que los extremistas sacan provecho.
El enfrentamiento entre musulmanes sunníes y Ši`ies envenena como nunca antes de todo el Oriente Próximo. El gobierno de Bagdad (Ši`ies) acusa a los regímenes sunníes de Arabia Saudí y Catar de apoyar a los violentos (sunníes). El Irán chií mueve sus fichas para extender su poder en Irak y Siria y afrontar el Wahabísmo sunní de Arabia Saudí. Los gobiernos en la región no solo no se implican en la búsqueda de una solución, sino que alientan irresponsablemente el odio entre sus ciudadanos. Poco sirven los esfuerzos diplomáticos del Occidente.
Durante el tiempo de Sadam Husein, las relaciones entre los cristianos y los musulmanes en Irak eran relativamente pacíficas. Si bien era musulmán sunní, Sadam gobernó a su país como estado secular, y estuvo más preocupado por la cementación de su propia riqueza y poder que por la promoción de un estilo de vida islámico. Sin embargo, el crecimiento del islamismo extremo, desde el tiempo del derrocamiento de Sadam, ha generado que muchos musulmanes se volvieran en contra de sus vecinos cristianos. Gran parte de la violencia practicada en contra de los cristianos iraquíes inocentes proviene de la percepción de la gente que piensa que la guerra corriente en Irak es el producto de una “cruzada del Occidente Cristiano”.
Desde el año 2003, el éxodo continuo de los cristianos, causado por la guerra, parece anunciar la desaparición de una comunidad cristiana, que lleva 2.000 años de existencia, de la cual quedan actualmente aproximadamente unos 500.000 en total. En los países vecinos se concentran miles de cristianos iraquíes como refugiados, que intentan buscar una salida en un país Europeo, Canadá, Estados Unidos de América o Australia. Pero la salvaje guerra que se vive en Irak se cobra un tributo diario entre los más débiles. Las iglesia quemadas, los sacerdotes son secuestrados; los cabezas de familia asesinados; las mujeres obligadas a casarse con musulmanes, y los adolescentes obligados a la conversión. En definitiva, las familias cristianas, después de ser expoliadas, son obligadas a huir del país. Los cristianos son los verdaderos perdedores de la guerra en Irak. Dentro del Islam los Ši`ies y los Sunies, están enfrentados entre si y no están de acuerdo en muchas cosas. Pero los dos tienen en común el odio, la persecución a los cristianos. Los Ši`ies y los sunníes están en una guerra de venganza imparable, desde el comienzo del Islam en el siglo XII hasta hoy y lo que queda, que el mismo Corán el libro sagrado del Islam permite y consagra la venganza (Sura 2:193-194) “Combatid contra ellos hasta que dejen de induciros a apostatar y se rinda culto a Alá. Si cesan, no haya más hostilidades que contra los impíos. El mes sagrado por el mes sagrado. Las cosas sagradas caen bajo la ley del talión. Si alguien os agrediera, agredidle en la medida que os agredió”.
Lo que esta pasando en Siria hoy día, es una situación similar a la de Irak de Sadam Husein, y el ex presidente Bush hijo de EE UU, pero con caras diferentes; Siria de Al Assad y Obama de EE UU. Por aquel entonces, Bush hijo y sus aliados también pidieron inspecciones para buscar armas de destrucción masiva. Por aquel entonces también dijeron (como Obama hoy): tenemos suficientes pruebas en nuestro poder para intervenir. Era una excusa pobre para intervenir militarmente y destruir el País (Irak). Hace poco tiempo Barack Obama, era el único que hablaba de la legalidad internacional. Pero ahora, me temo que la política del momento le está empujando en una dirección que ya hemos visto antes en EE UU de Bush hijo. Al primer ministro británico, David Cameron, tampoco parece preocuparle mucho la legalidad internacional. Y esta vez, tampoco a los franceses.
Si es verdad que Al Assad usó armas químicas contra los rebeldes, es un acto criminal. Obama quiere tomar “represalias” contra Al Assad. No veo el por qué, las armas no se usaron contra EE UU. Tendrían que ser los rebeldes los que tienen que tomar represalias. Si el objetivo es poner fin al incumplimiento de la legislación internacional e impedir que otros usen armas químicas, seguramente, la acción militar no es la forma de provenir. El ejemplo de Irak es más que suficiente.
Raad Salam Naaman
Cristiano católico caldeo de origen iraquí
Doctor en Filología árabe, estudios árabes islámicos y ciencias religiosas