Yo sí soy cristiano y a mucha honra, creo en nuestro Señor Jesucristo y en sus palabras en el Evangelio y esfuerzo de aplícalas en mi vida cotidiana.
Esta fue la entrada de mi intervención y mi respuesta a un “presunto cristiano católico” profesor de historia, que en su conferencia, denominó el Islam como una religión divina y Muhammad como profeta de Dios, sin ningún argumento, en un encuentro de profesores “especialistas” en las religiones, que hoy día hay muchos.
Continuando mi exposición.
En el primer siglo los discípulos de Jesús liderados por Pedro siguieron, los pasos de su Maestro, predicando la verdad, a todas las naciones, es decir: “catolisis”. La Iglesia católica adoptó ese nombre que es un adjetivo que corresponde al sustantivo “cristianos”, o sea seguidores de Cristo. La Biblia presenta las cosas tal como realmente son, revelando los atributos, propósitos y mandamientos de Dios, así como la verdadera situación en la que se encuentra la humanidad, hoy día.
Sin temor y temblor, poco antes de crucificarle, Jesucristo dijo a su interrogador, el gobernador romano Pilato (Juan 18:37-38) “Para eso he nacido, y para eso he venido al mundo, para decir la verdad”. Jesús nunca dudó de que hubiera solo una verdad, la Palabra de Dios, la Biblia.
Lamentablemente, algunos “presuntos cristianos”, excluyen la verdad de la Biblia para seguir los criterios populares del mundo. Ya que Jesús había predicho esta tendencia en (2 Timoteo 4:3) “Habrá un período en que los que afirman servir a Dios no soportarán la enseñanza saludable, sino que, de acuerdo con sus propios deseos”.
Antes de crucificarle, Jesús estando sentado en el Monte de los Olivos, se acercó sus discípulos y le preguntaron ¿Qué signos indicaran el fin del mundo? Jesús respondió en (Mateo 24:4-26) “Mirad que nadie os engañe, porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo, y a muchos engañarán. Oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca, pero aún no es el fin. Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, hambres y terremotos en diferentes lugares. Pero todo esto es solo el principio de dolores. Entonces os entregarán a tributación. Os matarán y seréis odiados por todos por causa de mi Nombre, muchos tropezarán entonces, y se entregarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Pero el que persevere hasta el fin, este será salvo. Y será predicado este Evangelio del Reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin. Por tanto, cuando veáis en el lugar Santo la abominación desoladora de la que habló el profeta Daniel, el que lee, entienda, entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su copa. Pero Ay de las que estén encinta y de las que críen en aquellos días Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en sábado, porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá, y si aquellos días no fueran acortados, nadie sería salvo; pero por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados. Entonces si alguien les dice: ¡Miren! Aquí está el Cristo, o ¡Allá! no lo crean. Porque se levantarán falsos Cristo y falsos profetas y darán grandes señales y prodigios para extraviar, si fuera posible, hasta a los escogidos. ¡Miren! Les he avisado de antemano. Por eso, si les dicen: ¡Miren! Está en el desierto, no salgan; ¡Miren! Está en los aposentos interiores, no lo crean”.
¿Realmente se cumplió la profecía de Jesús? ¿Quién es el falso Cristo?
Por fortuna y como siempre, la Biblia tiene respuesta a todas nuestras dudas, dejemos que Jesús mismo, el Gran Maestro, señala algunas cualidades del falso Cristo:
- Negar que Jesús es el Cristo, o el Mesías, o que es el Hijo de Dios (1 Juan 2:22) “¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Mesías? Ese es el anticristo. El que niega al Padre y al Hijo”, declarando a sí mismo como el Mesías.
- Negar la Trinidad, aceptada por los cristianos en general, es decir, negar la divinidad de Jesús o sea el Verbo o la encarnación de la Segunda Persona de la Trinidad.
¿Cómo demostrar que Jesús es Dios?
(Juan 1:1) “En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios”, (Juan 1:14) “Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad”, (Juan 10:30) “Yo y el Padre somos uno”.
- Oponerse a Jesucristo, el Ungido de Dios (Lucas 11:23) “El que no está de mi parte, contra mí está, y el que no recoge conmigo, desparrama”.
- Perseguir a los seguidores de Cristo, pues, para Jesús, lo que se les hace a ellos es como si se lo hicieran a él mismo (Hechos 9:3-5) “Ahora bien, al ir viajando se acercó a Damasco, cuando de repente una luz del cielo fulguró alrededor de él, y él cayó a tierra y oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo ¿por qué me estás persiguiendo? Dijo él: ¿Quién eres, Señor? Él dijo: Soy Jesús, a quien estás persiguiendo”.
Con todo lo que he estudiado, he investigado, he vivido y he visto del Islam y de los musulmanes, no tengo ninguna duda, que todas estas ilustraciones y muchas más encajan perfectamente en las enseñanzas de Muhammad. Sin embargo y a diferencia de nuestro amigo el “profesor cristiano”, hay que mostrar el ¿Por qué?
Entre el Islam y el cristianismo hay muchas deferencias, como la oscuridad y la luz. Principalmente un cristiano verdadero cree en la concepción del hombre y de Dios. Además de creer en la Trinidad acepta la encarnación del Verbo y la divinidad de Cristo como Dios y Hombre verdadero. Por lo tanto, se concibe al hombre, como imagen y semejanza de Dios. Lo cual, implica que la razón y la libertad son esenciales en la naturaleza humana, que sitúa al ser humano en el centro de toda construcción social y política de origen cristiano. De modo que la tradición cristiana, conocida como la civilización Occidental, está basada en los derechos humanos y la democracia.
En el Islam, el ser humano está encerrado como en una cárcel ante el Allah Absoluto; en las que la razón y la libertad no tienen un papel relevante en la vida del creyente y sus relaciones con el mundo. Parece mentira que viviendo en el siglo XXI, aquellos que renuncien al Islam para abrazar cualquier otra religión, poco importa si esa el judaísmo, el cristianismo o cualquier otra idea, no podrán continuar en su nuevo credo, ya que el musulmán ha conocido la “religión verdadera” que lleva consigo la sumisión a las prescripciones de ella, no pueden volver atrás. El apóstata tiene que ser condenado a muerte, según la ley islámica en (Sura 5:33) “Retribución de quienes hacen la guerra a Allah y a Su Enviado y se dan a corromper en la tierra: serán muertos sin piedad, o crucificados, o amputados de manos y pies opuestos, o desterrados del país. Sufrirán ignominia en la vida de acá y terrible castigo en la otra”. Además en la Sunna en Sahih Al Bujari, existe un dicho (hadiz) de Muhammad N. 6922, que dice: “Aquel musulmán que cambia de religión ¡matadlo!”. Los islamistas no creen en el progreso, solo creen en el mensaje de Allah, que para ellos es perfecto y no hay nada que lo pueda complementar. Por tanto, proponen la vuelta al comienzo, a los orígenes del Islam del siglo VII que se expande por todo el mundo. El Islam tiene además unas técnicas de predicaciones muy ensayadas y muy convincentes.
Sin vergüenza y pudor, Muhammad se manifiesta en su libro sagrado el Corán (Sura 33:40-42) “Muhammad no es el padre de ninguno de vuestros varones, sino el Enviado de Allah y el sello de los profetas. Allah es omnisciente ¡Creyentes! ¡Recordad mucho a Allah! ¡Glorificadle mañana y tarde!”, como que él es el último Profeta y el verdadero Cristo alabado.
Muy importante comprobar cómo Muhammad en el Corán, el libro sagrado del Islam y los musulmanes, según los mismos es la “palabra absoluta de Allah”, protesta contra todas las doctrinas de la Iglesia y el Evangelio. El Islam niega la Trinidad, aceptada por los cristianos en general, por lo que hay algunos musulmanes que piensan que adoramos a tres Dioses por lo que nos tachan de politeístas. El Islam acepta a Jesús, ‘Isa en el Corán, como profeta, pero niegan su Divinidad y que sea el Verbo o la encarnación de la Segunda Persona de la Trinidad (Sura 5:72-73) “No creen, en realidad, quienes dicen, Allah es el Ungido, Hijo de María, siendo así que el mismo Ungido ha dicho: Hijos de Israel, servid a Allah, mi Señor y Señor vuestro. Allah vela el jardín a quien asocia a Allah. Su morada será el fuego. Los impíos no tendrán quienes les auxilien. No creen, en realidad, quienes dicen: Allah es el tercero de los tres. No hay ningún otro Allah que Allah, Uno y, si no paran de decir eso, un castigo doloroso alcanzará a quienes de ellos no crean”. Sin embargo hay otros versículos en que trata a los cristianos o trinitarios como “Mushrikin” o asociadores. El hecho de asociar a Dios con otros dioses o aceptar la Trinidad Cristiana, se conoce como un acto “Shirk” y de aquí se deriva la denominación “Mushrikin” que se daba a los cristianos-trinitarios, según (Sura 9:28-29) “Creyentes, los asociadores (los cristianos por asociar Jesús con Dios) son mera impureza. Que no se acerquen, pues, a la Mezquita Sagrada después de este su año. Si teméis escasez, Allah os enriquecerá por favor Suyo, si quiere. Allah es omnisciente, sabio. Combatid contra quienes, habiendo recibido la Escritura (judíos y cristianos), no creen en Allah ni en el último Día, ni prohíben lo que Allah y Su Enviado han prohibido, ni practican la religión verdadera, hasta que, humillados, paguen el tributo directamente”.
Fuera de la Trinidad y la Encarnación del Verbo, que el Islam niega totalmente, la diferencia entre el cristianismo y el Islam, precisamente está en la separación entre Iglesia y Estado que es herencia del cristianismo, definido por la frase evangélica de “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Además Jesús predicaba humildemente en Su época que “mi reino no es de este mundo».
A deferencia del Islam no hay distinción entre Estado y religión, puesto que en la mayoría de los países Islámicos, religión y poder político siguen unidos tanto en el caso de monarquías como en repúblicas, titulándose los reyes o emires y los presidentes de las repúblicas “Guardianes de la Revolución Islámica” o títulos similares. Comprobada y estimada la unión inseparable que existe entre política y religión, en el Islam, cualquier ataque a la Fe musulmana es considerada siempre como un ataque al estado islámico, y debe ser vengado por los musulmanes comprometidos.
Muhammad, proclama un reino universal y terrenal bajo la autoridad de un Califa. El Islam y los musulmanes tienen muy asumido que dominarán el mundo, porque el objetivo principal del Islam es un control islámico sobre todos los pueblos del mundo. Además, Allah les ha prometido a liderar todo el mundo bajo la ideología del Islam, está en el Corán (Sura 9:33) “Él es Quien ha mandado a su Enviado con la Dirección y con la religión verdadera para que, a despecho de los asociadotes, prevalezca sobre toda otra religión”. Los musulmanes creen en la superioridad de su religión y tener a Allah de su parte como pueblo escogido, (Sura 3:110) “Sois la mejor comunidad humana que jamás se haya suscitado: ordenáis lo que está bien, prohibís lo que está mal y creéis en Dios. Si la gente de la Escritura creyera, les iría mejor. Hay entre ellos Creyentes, pero la mayoría son perversos”.
El Islam, desde su mismo principio, fue propagado por “el filo de la espada”. En la misma raíz del Islam está la conquista militar, y el fruto que vemos hoy viene de esta raíz. La historia del Islam está repleta de violencia y guerra, desde su nacimiento hasta el día presente, han perseguido y están persiguiendo incansablemente, matando a los cristianos como “infieles” en las zonas de mayoría musulmana en el nombre de Allah, practicando “Al Yihad”. Como ejemplo, el genocidio y la persecución actual de los cristianos en Irak, Siria, Irán, Egipto, Pakistán, Nigeria…en el nombre de Allah.
Los musulmanes nunca tienen sentimientos de culpa tras las matanzas de infieles. Porque el Corán les consuela y convence de que no hacen nada mal matando a los infieles, (Sura 8:17) “No erais vosotros quienes les mataban, era Allah Quien les mataba. Cuando tirabas, no eras tú quien tiraba, era Allah Quien tiraba, para hacer experimentar a los creyentes un favor venido de Él. Allah todo lo oye, todo lo sabe”. Esto significa que los musulmanes no tendrán ninguna culpa al matar a un cristiano “infiel” porque es el deseo de Allah y Allah solamente está utilizando sus manos para matar a los infieles.
Para los musulmanes el pecado, no tiene las mismas connotaciones que para los cristianos, puesto que para los exegetas Islámicos la Pasión y la Redención de Jesucristo es el fruto de un extraño desequilibrio del morbo humano. En el Islam y con respecto al perdón de los pecados se obtiene directamente de Allah, sin necesidad de confesión, por medio de la oración, peregrinar a la Meca, o por morir en la Guerra Santa “Yihad” matando a los infieles “judíos y cristianos”.
Dios nos ha dado la inteligencia para profundizar en el conocimiento de la verdad. Si estos son los frutos del Islam y las enseñanzas de Muhammad, podemos aplicarlo al árbol que los produce el refrán evangélico: por sus frutos los conoceréis, este árbol es el Islam, el que está podrido y por ello produce frutos dañados.
Como resultado, podemos afirmar que “EL ISLAM” es una religión falsa y Muhammad es el “FALSO CRISTO O PROFETA” con mayúscula.
Raad Salam Naaman
Cristiano católico caldeo de origen mesopotámico