¿Qué significa la Semana Santa para los cristianos…y para los musulmanes?

La creencia principal del cristianismo es que Dios envió a su hijo Jesús al mundo para salvar el ser humano de sus pecados y para conseguirlo, Jesús entregó su vida en una cruz como sacrificio. Los Evangelios nos explican este sucedido: Jesús fue acusado, fue arrestado, fue juzgado y condenado a muerte. Aunque era inocente, murió como un criminal en la cruz y después fue sepultado en una tumba. Al tercer día resucitó y, de acuerdo a la Biblia, cientos de personas fueron testigos de esto.

La Semana Santa dura desde el domingo de ramos hasta el domingo de resurrección. El domingo de ramos recuerda la entrada triunfante de Jesús a Jerusalén. En esta misma ciudad los enemigos de Jesús estaban listos para acusarlo de blasfemia. El jueves de esa semana fue arrestado y de ahí viene la observación del jueves santo. El juicio de Jesús no fue largo porque el pueblo tenía la presión de que las fiestas de la pascua estaban a punto de empezar. Así que fue crucificado el día siguiente. Ese día, viernes, se recuerda como el viernes santo. La observación dura el sábado santo y termina el domingo, el tercer día cuando Jesús resucitó. Este último día de la Semana Santa es de gran alegría para toda comunidad cristiana donde este, porque celebran que Jesús venció la muerte y abrió el camino hacia la vida eterna.

Jesús fue crucificado a los 33 y medio años de edad. Pero al tercer día después de su muerte fue levantado de nuevo a la vida. Cuarenta días después regresó al cielo (Hechos 1:311). De manera similar, el pacto de la Ley tuvo fin, pero el cristianismo adoptó muchas de sus leyes y principios fundamentales. Por eso, a los cristianos se les insta a cumplir la ley del Cristo, más bien que a observar los Diez Mandamientos. Jesús dio muchos mandatos e instrucciones, y al obedecerlos estamos cumpliendo la ley de Dios. Jesús tenía que derramar su sangre vital en muerte para el rescate de nuestros pecados. Como dijo Juan el apóstol de Jesús en (1 Juan 1:7) “La sangre de Jesús nos limpia de todo pecado”. De manera que una razón importante por la cual Jesús vino a la Tierra fue para morir por nosotros. El dijo en (Mateo 20:28) “El Hijo del hombre no vino para que se le sirviera, sino para servir y para dar su alma [o vida] en rescate en cambio por muchos”. Por su desobediencia, Adán el hombre perfecto perdió la vida perfecta en una Tierra paradisíaca para sí mismo y para todos sus hijos. El pecado y la muerte de Adán pasaron a todos sus hijos, incluso a todos los humanos que vivimos hoy. Jesucristo dio su propia vida perfecta para volver a comprar lo que Adán había perdido. Sí, Jesús “se dio a sí mismo, Su Vida, como rescate correspondiente por toda la humanidad” incluso “los musulmanes” (Romanos 5:12) “Por eso, así como por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado”. En esto está envuelto un principio legal que se halla en la ley que Dios dio a la nación de Israel, (Éxodo 21:23) “se debe dar vida por vida”.

El Corán, el libro sagrado del Islam y los musulmanes, por sí mismo es un libro de difícil lectura. Incluso los hablantes nativos de la lengua árabe no pueden investigar seriamente este libro, porque muy pocos están capacitados en entender la literatura del Corán, árabe antiguo clásico. Para entender el Corán hay que estudiar mucho, conocer muy bien la lengua árabe antigua y clásica, leer Al-Tefsir; las explicaciones del Corán, sobre todo conocer la historia del Islam, en su lengua natal el árabe antiguo clásico.

Así parece que Muhammad, el Profeta del Islam, nos ha dado un argumento prácticamente inútil. Por lo tanto, debemos preguntarnos: ¿Por qué Allah no reveló el Corán en una lengua más fácil?
Hay muchas contradicciones en el Corán, (Leer, Raad Salam Naaman, Desvelando el Islam, editorial monte riego, 2013). El Corán contradice en un asunto muy importante para nosotros, los cristianos; la pasión, el asesinato, la muerte, y el sacrificio de Jesús en la Cruz.

El Islam y los musulmanes en su libro Sagrado, el Corán, niegan la muerte de Jesús y dicen en (Sura 4:157158) “y por haber dicho; hemos dado muerte al Ungido Jesús, hijo de María, el enviado de Dios, siendo así que no le mataron ni le crucificaron, sino que les pareció así. Los que discrepan acerca de él, dudan. No tienen conocimiento de él, no siguen más que conjeturas. Pero, ciertamente, no le mataron. Sino que Dios lo elevó”. Explicando estos textos, los sabios musulmanes dicen que, Allah salvó Jesús de manos de sus asesinos antes de Su arrestó, Le subió al cielo vivo y mando otra persona a Su imagen, la imagen de Jesús, para ser arrestado, maltratado y crucificado.

Al contrario de lo que dice la Biblia en el Nuevo Testamento: “Mateo 27, Marcos 15, Lucas 23 y Juan 19” Todos coinciden en que Jesucristo fue crucificado.

Además, en el Corán, Jesús se le llama `Isa, cuando su nombre correcto en árabe sería Yesuwa’. La verdadera razón para no llamar a Jesús por su nombre árabe es ideológica. Jesús o Yesuwa’ significa “Yahveh salva”. Los autores del Corán, deciden llamar a Jesús `Isa para despojarle de su carácter, salvador de la humanidad o el Mesías. No se trata, pues, de ningún error sino de otra manera más de negar lo fundamental de la fe cristiana.

Por otro lado, el Corán afirma en (Sura 3:55) “Cuando Dios dijo: Jesús te voy a darte por muerto y elevarte a Mí, voy a liberarte de los que no creen y poner, hasta el día de la Resurrección, a los que te siguen por encima de los que no creen. Luego, volveréis a Mí y decidiré entre vosotros sobre aquello en que discrepabais”. (Sura 19:33) “Que la Paz sea sobre mí el día en el que nací, el día en el que moriré, el día en que resucitaré!”, (Sura 4:159) “Entre la gente de la Escritura no hay nadie que no crea en Él antes de su muerte. Él día de la Resurrección servirá de testigo contra ellos”.

En ¿Qué quedamos? ¡Jesús murió o no! ¡Allah Le salvó o no!

El término anticristo significa “contra o en lugar de Cristo”, por lo que, en su sentido más amplio, abarca a todos los que se oponen a Cristo o a sus representantes. El propio Jesús dijo en (Lucas 11:23) “El que no está de mi parte, contra mí está [o es anticristo], y el que no recoge conmigo, desparrama”. También alude a los individuos, organizaciones y países que afirman falsamente representar a Cristo o que se erigen en mesías, prometiendo con insolencia que lograrán hacer realidad lo que solo él puede conseguir: la verdadera paz y seguridad; (1 Juan 2:22) “¿Quién es el mentiroso si no es el que niega que Jesús es el Cristo? Este es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo”. Así pues, tanto las palabras de Jesús como las de Juan indican a las claras que el anticristo no es un solo individuo, sino una colectividad de anticristo. Y puesto que todos sus integrantes son falsos profetas, uno de sus principales objetivos es acabar y destruir la religión verdadera, los seguidores de Cristo.

En todo el mundo Occidental, tradicionalmente cristiano, donde los emigrantes musulmanes viven en minoría, gozan de toda la libertad y tienen todos los derechos tanto sociales como religiosos. Tienen la libertad de celebrar sus pascuas como Ramadán, construir escuelas coránicas y mezquitas, y rezar en ellas las cinco veces al día. Incluso en algunas ciudades tienen partidos políticos y representantes en los ayuntamientos, porque es la democracia y la libertad religiosa.

Del mismo modo deben los musulmanes actuar en sus países de mayoria con las menorías cristianas, que viven con ellos. Allí, en los países de mayoría musulmana, los cristianos, nosotros, nunca hemos podido celebrar las navidades ni la semana santa libremente o cualquier misa tranquilamente. Los cristianos en el Oriente medio y próximo, desde siempre hemos y estamos sufriendo la persecución y el genocidio a manos de los musulmanes, sobre todo en nuestras pascuas venerables.
Recientemente, el domingo día 9 de Abril, el terror yihadista islámico golpeó a la milenaria comunidad cristiana copta. Dos atentados sucesivos con bomba causaron al menos 44 muertos y más de un centenar de heridos en sendas iglesia copta de Alejandría y Tanta, en el norte del país, cuando se oficiaba la misa del Domingo de Ramos. El auto proclamado Estado Islámico (ISIS, en sus siglas inglesas) se atribuyó poco después la autoría de los ataques suicidas y amenazo con más atentados. Este no es el primero ni el último regicidio, que sufre la comunidad cristiana copta en Egipto a manos de los criminales musulmanes. Los coptos, que representan un 10% de la población egipcia, constituyen la minoría cristiana más numerosa de Oriente Próximo y una de las más antiguas. Los cristianos del Oriente medio y próximo, somos menoría en nuestro propio país, sin embargo, no somos emigrantes, somos los originales del país.

En Su vida en la tierra, Jesús manifestó, amor, bondad, humildad, cercanía…sobre todo dio Su vida defendiendo la verdad con valor. En el primer siglo, los discípulos de Jesús, hicieron lo mismo, predicaron la verdad y murieron con valor como mártires. Durante veinte siglos de la historia del cristianismo, millones de fieles cristianos han muerto como mártires, valiendo la verdad. En estas primeras décadas del siglo XXI, centenares de miles de cristianos, nuestros hermanos, en los países de mayoría musulmana, están sufriendo la persecución y el genocidio, amparando su fe y la verdad cristiana con valor.

En la actualidad y con la llegada masiva de inmigrantes musulmanes a Europa en general y España en particular, en mi opinión, esta emigración es la conquista silenciosa del Islam a Europa en general y a España en particular. España es una espina en el corazón del Islam, porque, tierra conquistada tierra musulmana para siempre, según el Corán (Sura 2:191) “Matadles donde deis con ellos, y expulsadles de donde os hayan expulsado». El problema no está en a la emigración, está la integración. Los musulmanes no integran en la sociedad Occidental, porque viven en comunidades cerradas (guetos), juntos, practicando sus costumbres, sus tradiciones, su religión y no están dispuestos al cambio, al contrario, quieren imponer sus costumbres tradiciones y su religión en las sociedades donde viven. Como por ejemplo, Anjem Choudary, un imán musulmán “británico” de origen iraní, una de las voces autorizadas y más influyentes en Europa de la comunidad musulmana, que considera “una ofensa” y “un menosprecio” a la religión de su profeta Muhammad: las crónicas y las procesiones de Semana Santa en nuestro país. Incluso, se plantea demandar al Estado español ante el Tribunal de Estrasburgo. El iraní cree que los más de dos millones de musulmanes que ya viven en España se ven “discriminados por la política del Estado”. Una razón de fe que choca frontalmente con su concepción de la realidad. Choudary afirma que el Islam, en unos años, será la principal religión y el dominador de todo el continente.

¡Qué cara tan dura, es la cara verdadera del Islam y los musulmanes!

El Islam es un movimiento sociopolítico y una ideología dictatorial provocadora que tiene como objetivo turbar el dictamen social y la paz en el mundo entero e imponer la ley islámica en toda la tierra, sea como sea, por la buena por la mala “matando”.
El Islam tiene solo una cara, que es la del odio a todo judío-cristiano y a la civilización occidental. Hoy día, no hay grupos que matan en el nombre de Moisés, Buda, Jesús, o de los dioses hindúes, solo hay bandas musulmanas que matan en el nombre de Allah Akbar. Es cierto que no todos los musulmanes son terroristas, no es menos cierto que todos los terroristas son musulmanes. Es verdad que hay musulmanes de buena voluntad, pero a pesar del Islam no gracias al Islam.

La Semana Santa es una ceremonia muy importante para todos nosotros, los cristianos practicantes en todo el mundo con nuestras diferentes, ramas y rituales, es una semana, de duelo y de alegría a la vez. Oremos y rogamos al Señor por todos los cristianos en todo el mundo, sobre todo los cristianos del Oriente medio y próximo, que consigamos celebrar esta semana libremente con devoción, paz y tranquilidad, sin ataques, atentados y mártires, que el Señor, nos proteja de los radicales islámicos.

AMÉN


Raad Salam Naaman
Cristiano católico de origen iraquí

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