No a la persecución y al genocidio del pueblo de Cristo en Irak

El día 17 de diciembre 2013, Su Beatitud, Mar Luis Rafael I Sako, el Patriarca de Babilonia, nuestro Patriarca, los cristianos caldeos de Irak, había enviado una carta al primer Ministro iraquí Nuri Al-Maliky, pidiéndole a declarase el día 25 de diciembre de cada año, como un día festivo y de vacaciones para todos los iraquíes.

En Su comunicación, nuestro Patriarca recuerda que “Jesús no vino sólo a salvar a los cristianos, sino para toda la humanidad. Los musulmanes reconocen la importancia del nacimiento y la venida de Jesús y tienen un gran respeto hacia Él y a Su Madre María”.

Conociendo bien a nuestro Patriarca, sus Cualidades, su Cultura y su Modo de pensar, seguramente, Su Santidad piensó que era la mejor forma de recordar y reconocer el valor y la importancia de nuestra comunidad cristiana. Los cristianos de Irak, somos los originales del país, nuestra historia se remonta al siglo primero, somos fruto de las predicaciones de Santo Tomas y sus discípulos en la antigua región de Mesopotamia, el actual Irak.
Nuestra historia, tiene más de 2000 años, por siglos, la comunidad cristiana en Irak, ha contribuido de manera activa al crecimiento de la nación. Además, es una forma de frenar el éxodo de la comunidad cristiana del país, que sucede desde hace más de diez años.

En respuesta a la misiva del Patriarca de Babilonia, el día 22 de diciembre 2013, el Consejo de Ministros reunido en Bagdad y presidido por el primer ministro iraquí Nuri Al-Maliky, el gobierno iraquí aceptó la propuesta hecha por el Patriarcado caldeo y ha establecido el día 25 de diciembre como jornada festiva nacional y de vacaciones para todos los ciudadanos del país.

Además, las autoridades de la capital iraquí, Bagdad, han ordenado colocar e iluminar un árbol de Navidad de cinco metros en las orillas del río Tigris. Este árbol lo colocaron en el barrio de Karrada, en el lado oriental del río, donde más o menos conviven cristianos y musulmanes, tanto shiíes como sunníes. Además, de colocar otros arbolitos decorados en diversos barrios de la capital iraquí.

Algunos medios de comunicación, la comunidad cristiana incluyendo Su Beatitud, nuestro patriarca Luis Rafae Sako, cuando recibimos esta noticia, nos alegramos mucho. Todos nos creemos que es un signo de mostrar el “respeto y la cercanía” hacia la comunidad cristiana en Irak en estos días de fiesta. Incluso algunos, se fueron más allá, pensando en el futuro, la convivencia y la paz, cerrando una pagina larga y negra de la persecución y el asesinato de los cristianos en estos últimos años. Pero, lamentablemente, no fue así, el regocijo de la comunidad cristiana en Irak, duro muy poco.

Conociendo bien el actual gobierno y la sociedad iraquí vigente, se sabe que eso no va a sobrevenir. La respuesta de los radicales islámicos a éste decreto, no tardo mucho, fue más rápida de lo previsto. La reacción de los terroristas islámicos no tardó mucho.

El miércoles día 25 de diciembre, tres días más tarde, los radicales islámicos realizaron una serie de atentados en el barrio de Al Dura, en el sur de Bagdad. Durante la celebración de la misa de Navidad, un coche bomba se estalló al lado de la iglesia de la Virgen María dejando 27 muertos y 56 heridos. Además, 11 personas fallecieron y 14 resultaron heridas por la explosión de tres bombas en un mercado, en el mismo barrio, que provocaron importantes destrozos materiales.
En total 38 personas murieron y 70 resultaron heridas, la gran mayoría de las víctimas son fieles cristianos, que salían de la iglesia, al terminar la misa en el momento de la explosión.

Al Dura es un barrio de mayoría sunní pero cuenta con una importante comunidad cristiana y numerosas iglesias. No cabe duda, que los radicales islámicos, sabían y conocían su objetivo, iban exclusivamente encaminados contra la comunidad cristiana.

Volviendo tres años atrás, eso nos recuerda de lo que pasó en la iglesia (Al- Nayat, la Salvación) en el corazón de la capital iraquí Bagdad. El domingo 31 de octubre 2010, mientras unos 160 fieles cristianos estaban celebrando la misa, entre ellos niños, mujeres y ancianos, unos radicales islámicos, cargados de cinturones de explosivos encima invadieron la iglesia. Pocos minutos más tarde, reventaron los explosivos, dejando casi 60 muertos y 80 heridos.

Justo dos meses después, el 31 de diciembre 2010, unos asesinos islámicos atacaron y bombardearon a 14 casas cristianas en el mismo barrio Al Dura en Bagdad, dejando más de 20 muertos entre ellos un matrimonio de ancianos de 82 años y 50 heridos.

Todos estos crímenes y muchísimos más, contra la comunidad cristiana en Irak, es una prueba más del fanatismo y el radicalismo islámico, y una afirmación del genocidio que sufre la comunidad cristiana a manos de todos los grupos islámicos en Irak.

Además, es una muestra de la falta absoluta de seguridad ciudadana por parte de la policía nacional, que tiene la obligación de defender y proteger a sus ciudadanos iraquíes, incluyendo los cristianos.

Debido a esta lacra de protección, cabe pensar que ellos mismos (la policía, los agentes de la seguridad ciudadana, los dirigentes políticos y el gobierno iraquí) están vinculados e involucrados en todos estos crímenes contra los cristianos y a favor de los terroristas islámicos.

Por causa de la Guerra, en el año 2003 y después de la caída de Sadam, aumentó la persecución y el genocidio cristiano en Irak. Los extremistas islámicos han tomado de mira la minoría cristiana, matando miles, los más débiles, Obispos, sacerdotes, hombres de bien, cabezas de familia, hombres de negocio, médicos, políticos, ancianos, mujeres y niños. Las mujeres son obligadas a casarse con musulmanes y los adolescentes engañados y obligados a la conversión. En definitiva, las familias cristianas, después de ser expoliadas, son obligadas a huir del país.

El éxodo de los cristianos continúa de Irak, intentando buscar una salida, una nueva vida en un país Europeo, Canadá, Estados Unidos de América o Australia, como asilados políticos. No quedan muchos cristianos en Irak, los pocos que quedan están pidiendo auxilio porque no saben qué futuro les espera. En los años ochenta y noventa, la comunidad cristiana contaba con casi 2.000.000 de cristianos. Actualmente, quedan unos 200.000 cristianos, en menos de diez años, se redujo la comunidad en 10%.

Pensando egoístamente no quiero que mis hermanos cristianos de Irak, salgan del país, porque no quiero perder mis raíces, nuestra cultura y nuestra historia.

Dentro del Islam en general y en Irak en particular, los shiíes y los sunnies, están enfrentados entre sí y no están de acuerdo en muchas cosas. Pero ambos tienen en común el odio y la persecución a los cristianos, que viven con ellos en minoría.

En el Corán (Suara 5:51)
“¡Creyentes! ¡No toméis como amigos a los judíos y a los cristianos! Son amigos unos de otros. Quien de vosotros trabe amistad con ellos, se hace uno de ellos. Alá no guía al pueblo impío”.

De una vez por todas hay que llamar las cosas por su nombre: hay que condenar tajantemente los hechos realizados por los grupos radicales islámicos contra los cristianos, no solo en Irak sino en todo el “mundo árabe musulmán”. Cortar el camino a todas aquellas personas que no quieren escuchar ni admitir la verdad, buscando excusas para no rechazar el terrorismo y a los terroristas islámicos, con la excusa de que estos grupos o estas personas están fuera de la ley y no son musulmanes o le echan la culpa al Occidente o a la política estadounidense.

Puede ser que el Occidente y la política estadounidense, por intereses económicos y políticos tengan algo de culpa, pero quienes están matando y generando el terror son personas o grupos musulmanes, que practican y justifican sus hechos según la Ley islámica.

Quienes están sufriendo y muriendo, son nuestros hermanos cristianos que viven en minoría en los países “árabes islámicos”.

En estos días tan entrañables, los cristianos tanto en Irak como en el “mundo árabe musulmán” y desde hace muchos años, no pueden elogiar sus pascuas; las navidades y la semana santa libremente o celebrar cualquier misa tranquilamente y tienen miedo a visitar sus templos, los antiguos monasterios y las Iglesias.

En verdad sufro mucho, cuando pienso en mi comunidad cristiana caldea, mis raíces, mi familia, mis amigos y mis recuerdos. Especialmente en estos últimos años, donde no pasa ni un día sin que haya una víctima cristiana. No veo ninguna luz ni hay señal alguna de que vaya a finalizar este genocidio.

Deben de hacer algo, no se puede seguir así. La ONU, el Consejo de Seguridad, la Unión Europea, las grandes potencias mundiales, el Vaticano…etc.

Todos podemos o debemos asumir un papel importante para responder a la llamada de los cristianos que sufren tanto en Irak como en el “mundo árabe musulmán”. Hemos de ser testigos para proclamar la verdad, defender y protestar sin violencia, con palabras, con ejemplos y fundamentos, como lo hizo y predicó en su tiempo nuestro Señor Jesucristo. Gritamos con voz alta:

(no al radicalismo, no al fanatismo, no al terrorismo religioso islámico, sobre todo no a la persecución y al genocidio del pueblo de Cristo en Irak y en el “mundo árabe musulmán”).

Raad Salam Naaman
Cristiano católico caldeo de origen iraquí

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