Muђammad el guerrero (1ª parte)

Muђammad el Profeta de los musulmanes, dice en el Corán (Sura 9:123) “Creyentes; Combatid contra los infieles que tengáis cerca. Que os encuentren duros. Sabed que Dios está con los que Le temen”.

El Shej `Abdul Raђman bin Naşr Al- Sa`dy en su libro “Tafsir Kalam Al- Manan” explicando este versículo dice: “La guerra santa (Ŷihad) en el Islam, es un deber personal y colectivo, concepto que se fijó en la época de Muђammad. La guerra santa (Ŷihad), se cuenta generalmente entre las obligaciones fundamentales en el Islam, asumida por los miembros de la comunidad musulmana y debe dirigirse contra los pueblos infieles vecinos del territorio del Islam, pero éstos, antes de ser combatidos, deben ser invitados a convertirse. Si aceptan, formaran parte de la comunidad; si no, serán conquistados por la fuerza o por capitulación. En el primer caso, el jefe tiene todos los poderes sobre los prisioneros de guerra, y los bienes confiscados constituirán el botín que se distribuirá a los soldados (salvo una quinta parte, la parte de Dios que se distribuye a los necesitados). En el segundo caso, judíos y cristianos, en calidad de gentes del libro, gozaran de un estatuto privilegiado y conservaran el libre ejercicio de su culto, mediante el pago de un impuesto de capitación (Ŷizia). Diversas sectas fueron asimiladas a esta categoría de protegidos, incluso algunos idólatras, como los hindúes. Además, debían pagar un impuesto territorial sobre los bienes inmuebles que les restaban, y que daban sometidas a algunas obligaciones e interdicciones”.

El Islam o Muђammad, permite luchar en defensa propia o en defensa de la religión, (Sura 2:190) “Combatid por Dios contra quienes combatan contra vosotros, pero no os extralimitéis. Dios no ama a los transgresores”.

Este ejemplo demuestra lo difícil que resulta sacar una legislación de todo un conjunto de textos que se fueron proclamando a medida que se presentaban las circunstancias. Después de haber soportado su suerte en la Meca en donde eran más débiles, los musulmanes levantaron cabeza en Medina. Un versículo les permitió entonces comenzar la guerra (Sura 22:39) “Les esta permitido a quienes son atacados, porque han sido tratados injustamente. Dios es, ciertamente, poderoso para auxiliarles”.

Se trataba de la guerra contra los paganos de la Meca, es decir de no musulmanes. Porque en teoría es inconcebible la guerra entre musulmanes, aunque haya existido y el Corán exhorte a los beligerantes a reconciliarse en dichos casos (Sura 49:9) “Si dos grupos de Creyentes combaten unos contra otros, reconciliadles, y, si uno de ellos oprime al otro, combatid contra el opresor hasta reducirle a la obediencia de Dios. Y cuando sea reducido, reconciliadles de acuerdo con la justicia y sed equitativos, Dios ama a los que observan la equidad”.

Se trató primero de una escaramuza con una caravana mequí, en el transcurso de la cual los musulmanes violaron un territorio sagrado, acto juzgado severamente por las costumbres de entonces. Una revelación los tranquilizó, declarando concretamente: (Sura 2:217) “Te preguntan sí esta permitido combatir en el mes sagrado. Di: Combatir en ese mes es pecado grave. Pero apartar del camino de Dios y negarle y de la Mezquita Sagrada y expulsar de ella a la gente es aún más grave para Dios, así como tentar es más grave que matar. Si pudieran, no cesarían de combatir contra vosotros hasta conseguir apartaros de vuestra fe. Las obras de aquellos de vosotros que apostaten de su fe y mueran como infieles serán vanas en la vida de acá y en la otra. Esos moraran en el fuego eternamente”.

En su situación de desterrados, su guerra fue al principio defensiva, pasando, poco a poco, a ser ofensiva en contra de otros adversarios. Pero, una vez desatadas las hostilidades, los musulmanes tienen que llegar hasta el fondo para que cesen las persecuciones y domine la religión de Dios, e incluso tienen que combatir para ayudar a las minorías musulmanas oprimidas (Sura 4:75) “¿Por qué no queréis combatir por Dios y por los oprimidos? hombres, mujeres y niños que dicen: Señor sácanos de esta ciudad de impíos habitantes. Danos un amigo designado por Ti. Danos un auxiliar designado por Ti.

Dios o Allah les promete la victoria; los que mueran en la lucha recibirán el paraíso (Sura 9:111) “Dios ha comprado a los Creyentes sus personas y su hacienda, ofreciendo, a cambio el Jardín. Combaten por Dios matan o les matan. Es una promesa que Le obliga, verdad, contenida en la Torra, en el Evangelio y en el Corán. Y ¿quién espeta mejor su alianza que Dios? Regocijaos por el trato que habéis cerrado con Él. Ese es el éxito grandioso”.

El Corán recuerda en varías ocasiones diversos episodios bélicos: Badr, Oђod, el Foso, etc. Y finalmente, cuando el Islam comenzó a demostrar su superioridad militar, se dio la orden de luchar hasta el fin (Sura 9:1315) “¿Cómo no vais a combatir contra gente que ha violado su juramento, que hubiera preferido expulsar al Enviado y os atacó primero? ¿Les tenéis miedo, siendo así que Dios tiene más derecho a que Le tengáis miedo? Si es que sois Creyentes. Combatid contra ellos, Dios les castigará a manos vuestras y les llenará de vergüenza, mientras que a vosotros os auxiliará contra ellos, cuando así los pechos de gente Creyente. Y desvaneciendo la ira de sus corazones. Dios se vuelve hacia quien Él quiere. Dios es omnisciente, sabio”.

El Corán se muestra severo con quienes se niegan a financiar las guerras de la comunidad o intentan dispensarse del servicio sin razones; pero excusa a los que son demasiado pobres para equiparse; (Sura 9:81) “Los dejados atrás se alegraron de poder quedarse en casa en contra del Enviado de Dios. Les repugnaba luchar por Dios con su hacienda y sus personas y decían: No vayáis a la guerra con este calor. Di: El fuego de la gehena en aún más caliente. Si entendieran”.

Otros textos hablan del botín, de la suerte reservada a los prisioneros (Sura 47:4) “Cuando sostengáis, pues, un encuentro con los infieles, descargad los golpes en el cuello hasta someterlos. Luego, devolvedles la libertad, de gracia o mediante rescate, para que cese la guerra. Es así como debéis hacer. Si Dios quisiera, se defendería de ellos, pero quiere probaros a unos por medio de otros. No dejará que se pierdan las obras de los que hayan caído por Dios”.

Del combate en territorios o en tiempos sagrados. Si el enemigo pide la paz, hay que escucharle, (Sura 8:61) “Si, al contrario, se inclinan hacia la paz, inclínate tú también hacia ella y confía en Dios. Él es Quien todo lo oye, Quien todo lo sabe”. Pero que los musulmanes no pidan la paz si son los más fuertes; (Sura 47:35) “No flaqueéis, pues, invitando a la paz, ya que seréis vosotros los que ganen. Dios está con vosotros y no dejará de premiar vuestras obras”.

Hay que combatir a los cristianos y a los judíos hasta que acepten el estatuto especial que les está reservado; (Sura 9:29) “Combatid contra quienes, habiendo recibido la Escritura, no creen en Dios ni en el último Día, ni prohíben lo que Dios y su Enviado han prohibido, ni practican la religión verdadera, hasta que, humillados, paguen el tributo directamente”.

 En todo caso, el Islam tiene que suplantar finalmente a las demás religiones por la paz, si preciso mediante la guerra; (Sura 9:33) “Él es Quien ha mandado a su Enviado con la Dirección y con la religión verdadera para que, a despecho de los asociadotes, prevalezca sobre toda otra religión”. Esta serie permite justificar casi todas las medidas habituales de guerra que cualquier gobierno se vea obligado a tomar. Un punto está claro; la comunidad musulmana tiene que prepararse para cualquier eventualidad y armarse debidamente; (Sura 8:60) “Preparad contra ellos toda la fuerza, toda la caballería que podáis para amedrentar al enemigo de Dios y vuestro y a otros fuera de ellos, que no conocéis pero que Dios conoce. Cualquier cosa que la causa de Dios os será devuelta, sin que seáis tratados injustamente”.

 En Ṣaḥiḥ Al Bujari, Bab Al- Iman, Ḥadiṯ N. 25, habla del Ẏihad: “Muђammad dijo: Dios me ordenó a luchar contra todos aquellos, que no manifiestan la declaración de la Fe musulmana “No hay más dioses que Allah, y Muђammad su mensajero”, deben de rezar, dan la limosna y ayunan el mes de Ramadán. Si hacen todo eso están salvos, si no lo hacen tienen la muerte segura, nuestras espadas están afiladas para cortar sus cuellos”.

Este Ḥadiṯ o dicho de Muђammad, tiene mucha importancia en el Islam y para los musulmanes, a pesar de su contenido violento. Por eso, esta repetido siete veces en Ṣaḥiḥ Al Bujari, seis veces en Ṣaḥiḥ Muslim, cuatro veces en Sunan Abu Dawd, cinco veces en Sunan Al Talmeḍy y veinte dos veces en Sunan Al Nisa`y.

Al- Mausu`a Al- Arabia Al- Muyesara, define Al- Ẏihad o la guerra Santa, con estas palabras: “Al- Ẏihad o la guerra Santa en el Islam es una guerra muy necesaria para extender el Islam”. Las palabras matar, guerra, luchar vienen mencionados en el Corán y la Sunna o Al Ḥadiṯ (los dichos de Muђammad), los libros sagrados del Islam, 35213 veces. Desde el comienzo del Islam en el año 610 hasta la muerte de Muђammad en el año 632 hubo muchas guerras y conquistas, que Muђammad mismo participó luchando en todas ellas.

¿Qué tipo de Dios este que ordena a luchar y matar? Solo el Dios o el Allah de Muђammad y de los musulmanes.

Continua…

Más informaciones:
Raad Salam Naaman, Desvelando el Islam, Monte Riego (León) 2012

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