Muhammad el histórico

Según M. Cook, en su libro, Muhammad, que dice “La primera referencia histórica fiable, que disponemos acerca de Muђammad nos llega de la mano de un cronista armenio que escribe alrededor del año 660: en ella se hace referencia a Muђammad, un mercader que hablaba mucho de Abraham”.

Pero no le presenta como un profeta universal sino como un predicador local.

Ni siquiera los documentos Islámicos más antiguos de que disponemos, según John Edward Wansbrough, en su libro; The Sectarian Milieu: Content and Composition Of Islamic Salvation History: “los documentos que hablan de las batallas y campañas de Muђammad, se refieren a Muђammad como un profeta universal. Se supone que deberían informarnos ampliamente del personaje y del tiempo que describen; sin embargo apenas dicen nada de la vida y las enseñanzas de Muђammad. Es más, no se encuentra en ellos ni rastro de que Muђammad fuera venerado como profeta. De hecho, ninguno de los testimonios populares que evocan el profetismo de Muђammad es anterior al año 735, prueba que los agarenos no le tenían por profeta en el sentido actual de la palabra”.

Para conocer Muђammad el histórico debemos remontarnos al tiempo en el que vivió y examinar la documentación de que disponemos. Las fuentes Islámicas son todas tardías, lo que nos fuerza a mirarlas con precaución y hacer un uso condicionado de ellas. En las fuentes no musulmanas encontramos, sin embargo, datos muy interesantes.

La información más valiosa sobre la Arabia del siglo séptimo nos la proporciona el análisis de las inscripciones en roca diseminadas por la zona sirio-jordana y la Península arábiga, especialmente el desierto del Neguev; que está situado al Sur de Israel y ocupa un área de unos 13 mil Km² con forma de triángulo invertido cuyo vértice meridional está situado en Eilat, sobre la costa del Mar Rojo. Al Oeste limita con la península del Sinaí (Egipto) y al Este con la zona meridional de Jordania.

La investigación ha sido llevada a cabo por Yehuda Nevo y los resultados fueron publicados en el año 1994 bajo el título Towards a prehistory of Islam, texto al que haremos referencia en adelante.

En los textos árabes examinados, Nevo ha encontrado un credo monoteísta que se remonta al siglo y medio primero de la dominación árabe. Sin embargo, se ve claramente que no es Islámico, sino un credo en el que sin duda se inspiró posteriormente el del Islam. Nevo ha encontrado también que, hay una ausencia completa de referencias a Muђammad en todas las instituciones religiosas árabes durante el período sufiani (661-684). No aparecen ni el nombre de Muђammad ni ninguna fórmula Muђammadetana (es decir, en la que Muђammad es presentado como Profeta de Dios) en inscripciones anteriores al año 691, tanto si se trata de un asunto religioso, por ejemplo una oración de petición, como si el motivo es alguna conmemoración, como en las inscripciones de la presa cercana a la torre de Ţa’if; una ciudad de la región del Ңeŷaz, 70 Km. al este de La Meca, fue el segundo destino de Muђammad y sus seguidores para la Hégira, después de Abisinia y antes de Yaŧrib. Esta ciudad Ta`if, rechazaba a Muђammad y sus seguidores y no aceptaba su religión (Islam).

El hecho de que el nombre de Muђammad esté ausente en todas las inscripciones, especialmente las religiosas, es de por sí muy significativo. Las tradiciones posteriores (por ejemplo la Sira y los Ңadiŧ, las obras musulmanas más antiguas de que disponemos) pretenden ser sobre todo narraciones de la vida de Muђammad, presentada como el ejemplo que todo musulmán debe seguir.

A esto hay que añadir que la frase “Muђammad es el Profeta de Dios” la encontramos por primera vez en una moneda árabe-sasánida acuñada en Damasco por el Califa Omeya `AbdulMalik; que accedió al Califato tras el asesinato de su padre Marwan en el año 685. Durante los primeros años de su mandato tuvo que hacer frente a bastantes dificultades, ya que los territorios bajo su gobierno fueron asolados por diferentes epidemias de peste en los años 685, 686, 688 y 690, así como hambrunas. Tuvo que doblegar varias rebeliones y repeler el ataque de los bizantinos a Siria. A pesar de todo esto él pudo comenzar la construcción de la Cúpula de la Roca en Jerusalén. Este esfuerzo hizo que hubiera conexión religiosa entre los musulmanes de Jerusalén y los de La Meca. Las monedas de cuño bizantino se reemplazaron por otras monedas, el dinar con un estilo más Islámico. Las viejas monedas que se solían usar en las transacciones económicas, siempre eran bizantinas y persas. Por esto ordenó grabar en las monedas la frase “En el Nombre de Dios” y un año más tarde incluyó una Sura del Corán (Sura 112:1-2) “Dios es Único, Dios es eterno” acto éste que molestó a los alfaquíes (doctores de la ley) quienes denominaron a la nueva moneda (makruha- la odiada). El Emperador bizantino rechazó el uso de esta moneda, provocando una crisis monetaria importante en el año 692. El año 705, `Abdul Malik murió en la ciudad de Damasco, tras haber dejado un gobierno de más de 21 años.

Aún más significativo si cabe, es el hecho de que no hay rastro de la Triple confesión de fe (que incluye la Tawђid, Dios es Uno, la frase Muђammad rasul Allah y que Muђammad es su profeta, y la referencia a la naturaleza humana de Jesús, rasul Alla wa-`abduhu; es decir, la negación de su divinidad) hasta el año 691, obra de ‘AbdulMalik en las inscripciones de la Mezquita de Jerusalén. No existe evidencia histórica de la profesión de fe típicamente musulmana con anterioridad a esta fecha. A partir del año 691 la regla general es que durante la dinastía Marwanid, entre los años 684 y 750 el nombre de Muђammad aparece en documentos oficiales (monedas, tablas y papiros protocolarios) que hacen uso de fórmulas religiosas.

A partir del 661 aumenta el contenido religioso de las inscripciones encontradas. Pero aunque aparecen textos religiosos, no hay en ellos mención alguna de la fórmula de fe musulmana, lo que indica que la confesión oficial de fe árabe no incluía ninguna fórmula mahometana en este tiempo, y estamos hablando de no menos de 60 años después de la muerte de Muђammad. Lo que contienen es una forma de credo monoteísta proveniente de sectas judeo-cristianas pero sin rasgos más específicos.

Las investigaciones muestran también que la “oficialización” de la fórmula Muђammadetana durante el período Marwanid (a partir del 684), se llevó a cabo de la noche a la mañana. De pronto se convierte en la única forma oficial de declaración religiosa y pasó a usarse en las inscripciones y documentes oficiales, como los papiros protocolarios. Aunque esta fue la postura oficial, el pueblo tardó tiempo en asimilarla. La gente continuó utilizando fórmulas no Muђammetanas cuando se trataba de escritos privados. Encontramos, por ejemplo, a un escriba que no usa la fórmula Muђammetana en su correspondencia en griego y árabe, mientras que sí lo hace en los protocolos oficiales que llevan su nombre y título. De hecho la fórmula Muђammetana no empezó a utilizarse de manera habitual hasta unos treinta años después de su introducción por ‘AbdulMalik, durante el reinado del Califa Hišam bin `Abdul Malik; que gobernó entre los años 724 y 743). Y aunque estas fórmulas son Muђammetanas, no coinciden aún con el credo musulmán. Las proclamaciones de fe musulmana como la conocemos en la actualidad no hacen su aparición hasta comienzos del siglo noveno (alrededor del 822), coincidiendo con los primeros coranes escritos y con los relatos musulmanes a los que ahora estamos acostumbrados.

Todo esto apunta a que Muђammad fue elevado a la categoría de profeta no en su tiempo sino durante la dinastía Marwanid; y que incluso la fórmula Muђammetana que se introdujo entonces no era equivalente a la actual.

Del verdadero Muђammad, sabemos también que estaba más cerca del judaísmo que del Islam actual, aunque probablemente nunca averigüemos si por convicción o por razones tácticas. Que su discurso, el que fuera, estaba centrado en la figura de Abraham y no en el Corán ni en supuestas revelaciones que estuviera recibiendo; igualmente no hay razón para suponer que ni se considerase a sí mismo profeta ni que nadie de su entorno le viera como tal. Por supuesto, nada de una misión universal. Su labor tuvo que ser la de un jefe de clan con la habilidad de aglutinar bajo su liderazgo a todos los descontentos de la zona, en particular su capacidad para pactar con los judíos y unirlos a la causa, aunque no tardara de ponerse de manifiesto que esta unión era puramente de conveniencia. Otra característica indudable de Muђammad es el profundo odio que acumulaba hacia los bizantinos (cristianos) y tal vez también hacia los persas, aunque este segundo extremo está menos claro. Los demás rasgos con que se le presenta en el Corán son todos sospechosos, lo que no quiere decir que sean todos necesariamente falsos.

¿Podemos negar que quedara huérfano de pequeño?

Las tradiciones no se ponen de acuerdo en este punto. ‘Abdullah, nombre supuesto del padre de Muђammad `Abdullah significa “siervo de Dios” lo que hace sospechar que este nombre sea real y no inventado por la ideología, murió cuando Muђammad estaba aún en el vientre de su madre. Más adelante, en el siglo IX se dice que murió cuando Muђammad tenía 28 meses o tal vez 7 meses. La conclusión que se saca de todo esto es que los escritores de la primera mitad del siglo octavo se pusieron de acuerdo en que ‘Abdullah había muerto lo suficientemente pronto como para dejar a Muђammad huérfano enseguida. Pero en cuanto a los detalles, (Sabe Dios…) o ¿Qué fuera el fiel marido de una viuda llamada Jadŷa antes de dar rienda suelta a su incontrolado apetito sexual? Cuesta creer que un hombre que a partir de los cuarenta años (según la tradición) va a tener relaciones sexuales con docenas de mujeres, se mantuviera fiel hasta esa edad a una viuda que le sacaba cerca de veinte años. Incluso físicamente hay algo ahí que no encaja. Es como decir que uno que no ha hecho ejercicio físico en su vida comienza a los cuarenta y gana las olimpiadas. Ni la musculatura ni la psicología humana funcionan así…Por lo demás la misma cifra de 40 años parece artificial y hace pensar en los 40 años de Moisés, los 40 años en el desierto, los 40 días del ayuno de Jesús o los 40 días de la espera de Pentecostés. El número 40 es muy conocido en la Biblia y viene a significar un tiempo completo, la idea de plenitud.

¿Quién es, pues, este Profeta?

No tanto, un personaje histórico cuanto el prototipo del musulmán, el espejo en el que los ciudadanos del nuevo Imperio podrán mirarse para saber cómo han de hacer; el modelo a imitar. El Profeta Muђammad es, una figura de laboratorio, sin duda, pero necesaria para dar forma espiritual al victorioso movimiento (Islam).

Baste decir que el examen de la vida de Muђammad es una tarea inacabada, lo que no quita para que podamos decir ya, con toda certeza, si Muђammad viviese ahora y se comportara exactamente como lo hizo en su día, es muy posible que no fuese admitido dentro del Islam.

Continua…

Más información:
Raad Salam Naaman, Desvelando el Islam, editorial Monte Riego (León) 2013

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