Europa en general y España en particular son tradicionalmente cristianos, sin embargo, casi todos los políticos en Europa en general, presumen de Estado laico, olvidándose de las raíces y la historia cristiana del Viejo Continente.
Quien me conoce sabe que soy un cristiano católico caldeo hasta la medula, practicante y a mucha honra. Además una persona que dice lo que piensa, leal, claro y directo. Aunque soy de origen iraquí, pero soy europeo de sentimiento, español de nacionalidad y de corazón, amo este país que me acogió con mucho afecto, donde en mi país natal querían matarme. Creo que tengo una deuda con la ciudadanía Occidental en general y la española en particular, donde me enseñó el significado real y verdadero de la democracia, la libertad, los derechos humanos, el respeto a mí mismo y los demás.
Desde siempre, soy un apasionado por estudiar, investigar e escribir sobre las tres religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo e Islam). Esto queda reflejado en mis inclinaciones académicas, mis publicaciones, conferencias y otros trabajos de análisis crítico. Como resultado de la dictadura y la persecución que hemos y estamos sufrido los cristianos en los países de mayoría árabe musulmana, desde que tengo uso de razón, se despertó en mí anterior, un interés especial por conocer la política internacional y a causa de mi fe, por los partidos tradicionalistas demócratas cristianos. Se trata de una manera de ver a la persona humana en su relación con las otras personas y con la humanidad en general. En la raíz de nuestro ser hay un concepto fundamental: la dignidad de la persona. El fundamento de esta dignidad es la procedencia divina. De ahí surge el mandamiento del amor y de la fraternidad, (Juan 13:34-35) “Que os améis los unos a los otros como yo os he amado. En eso conocerán que sois mis discípulos”.
Entre los principales valores, que manifiesta la democracia cristiana, o por lo menos eso es lo que he entendido, destaca:
- Ser demócrata cristiano significa ser libre como derecho humano fundamental.
- Ser demócrata cristiano significa creer en la democracia como fórmula de gobierno, precisamente porque la democracia es la forma de gobierno más compatible con el concepto de la dignidad de la persona humana.
- Ser demócrata cristiano significa creer en la educación cristiana como instrumento fundamental para asegurar el progreso y el bienestar de la nación. Es a través de la educación que promovemos la dignidad de la persona.
- Ser demócrata cristiano significa proclamar que la política, como toda actividad humana, está subordinada a la moral y a la ética. Que no todo está permitido en política, sino aquello que concuerda con los principios.
- Ser demócrata cristiano significa proclamar el derecho a la vida y derrotar la cultura de la muerte inducida o provocada.
- Ser demócrata cristiano significa estar del lado de la paz, de la esperanza, de la justicia, de la libertad y del amor.
- Ser demócrata cristiano significa el respeto matrimonial entre hombre y mujer.
Los demócratas cristianos se orientan de acuerdo a la imagen cristiana del ser humano y su dignidad inalienable. Viéndolo con la realidad de los ojos de discípulos de Jesucristo: “el hombre es creado por Dios a su imagen y semejanza”. De manera consecuente con la imagen cristiana del hombre, hacemos profesión de su dignidad inviolable.
Según la comprensión cristiana, el hombre tiene responsabilidad ante Dios y ante su propia conciencia, y está vinculado en comunidad con sus semejantes.
Es verdad, que los democratacristianos afirman que el cristianismo es uno, hay que separar Estado y religión, pero eso no significa que el Estado pierda sus valores y traducciones cristianas, que la Iglesia y el Estado puedan colaborar entre sí, cada una en sus respectivos ámbitos. Respecto a esta relación entre Iglesia y Estado, los democratacristianos tienen una opinión distinta al Laicismo. Para la Democracia Cristiana el Estado no debe considerar a la religión como un simple sentimiento individual, que se podría confinar al ámbito privado. Al contrario, la religión, al estar organizada también en estructuras visibles, como sucede con la Iglesia Católica, se ha de reconocer como presencia comunitaria pública. Esto supone, además, que a cada confesión religiosa (con tal de que no esté en contra del orden moral y no sea peligrosa para el orden público) se le garantice el libre ejercicio de las actividades de espirituales, culturales, educativas y caritativas de la comunidad de los creyentes.
Por tanto la Democracia Cristiana nunca va a negar a la comunidad cristiana, y a quienes la representan legítimamente, el derecho de pronunciarse sobre los problemas morales que hoy interpelan la conciencia de todos los seres humanos, en particular de los legisladores y de los juristas. En efecto, no se trata de injerencia indebida de la Iglesia en la actividad legislativa, propia y exclusiva del Estado, sino de la afirmación y de la defensa de los grandes valores que dan sentido a la vida de la persona y salvaguardan su dignidad.
Los democristianos por lo general, son conservadores en lo social, y como tales, mantienen una posición relativamente escéptica respecto a temas como el aborto, la eutanasia y el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Estos valores, afirman que, antes de ser cristianos, son humanos; por eso ante ellos no puede quedar indiferente y silenciosa la Iglesia, que tiene el deber de proclamar con firmeza la verdad sobre el hombre y su destino.
En definitiva la Democracia Cristiana cree que excluir la religión de la vida social, en particular la marginación del cristianismo, socava las bases mismas de la convivencia humana, pues antes de ser de orden social y político, estas bases son de orden moral.
Dios bendiga a Europa y a todos los europeos de buena fe.
Raad Salam Naaman
Cristiano católico caldeo de origen iraquí
Europeo y Español de Nacionalidad, de pie a cabeza y de corazón