En estos días, todos los cristianos iraquíes tanto en Irak como en otros partes del mundo, estamos recordando del asesinato macabro cometido contra nuestros hermanos en la Iglesia (Al- Nayat) la Salvación en el corazón de la capital iraquí Bagdad. El domingo 31 de Octubre de 2010, mientras unos 180 fieles cristianos, entre ellos niños, mujeres y ancianos, estaban celebrando la misa, unos radicales musulmanes, llevando cinturones de explosivos encima invadieron la iglesia, poco tiempo más tarde, reventaron las cinturones, dejando casi 60 muertos y 80 heridos.
Lo que pasó el domingo, 31 de Octubre de 2010, y todos los crímenes anteriores contra los cristianos de Irak, desde hace muchos años, es una prueba más del fanatismo y el radicalismo islámico en Irak, y una afirmación del genocidio que sufre la comunidad cristiana en general a manos de todos los grupos islámicos en Irak. Además, muestra la falta absoluta de la seguridad ciudadana de parte de la policía nacional, su obligación es defender y proteger a sus ciudadanos iraquíes, entre ellos los cristianos. Debido a esta falta de salvaguardia, cabe pensar que ellos mismos (la gente de la seguridad ciudadana) estaban y están vinculados o involucrados en todos los crímenes contra los cristianos y a favor de los terroristas islámicos.
Todos los sobrevivientes de aquella matanza coinciden que las personas que cometieron estos asesinatos, son personas, sin escrúpulos, sin sentimientos, sin corazón, frías, calculadoras, radicales y fanáticas musulmanes, sobre todo el gran odio que tienen a los cristianos, la comunidad más pacifica del pueblo iraquí. Uno de los sobrevivientes y victima de esta masacre, perdió su mujer y su hija (Sara) con cinco años de edad, describe los horribles detalles y lo que pasó realmente dentro de la Iglesia, merece la pena de mencionar, dice: “La mañana del domingo día 31 de Octubre y como habitual en este día, fue con mi hija Sara a la Iglesia (Al Nayat- la Salvación), para rezar, alabar nuestro Dios celestial y vivir con nuestros hermanos cristianos momentos de amor, bondad, fraternidad y armonía. En aquel día mi mujer no fue con nosotros por causas laborales, con la atención de unirse con nosotros más tarde, cuando termina su trabajo. Mientras mi hija estaba sentad a mi lado en un asiento detrás y en un momento de silencio de devoto total, se levanta mi niña alegre y feliz, corriendo recibiendo con los brazos abiertos a un joven con un grupo armado que entró repentinamente dentro de la Iglesia. Pero mi hija me reclamaba diciéndome: Papa, Papa el tío Haizam viene a rezar con nosotros, señalando a un joven totalmente armado. Cuando levante mi vista y me fije en aquel joven, me sorprende, es Haizam nuestro vecino en el parió, hijo del Hayy Ramadan AbdulKarim. Me recordé del joven Haizam y sus problemas últimamente con sus padres por abandonar sus estudios en la universidad y unirse con un grupo religioso fanático, algo que sus padres no estaban de acuerdo, más bien disgustados. Antes de juntarse Haizam con los radicales religiosos islámicos, era un joven muy alegre, amable, bromeaba, ayudaba a los vecinos y siempre jugaba y regalaba a mi hija Sara dulces y chuches. Sara le quería mucho, por eso cuando le vio se tiro en sus brazos, como hacia siempre. Pero él con una actitud diferente, Haizam cambió su cara, rechazó, empujó y apuntó su arma a la cara de la niña Sara, gritando “la muerte para los impíos y a los incrédulos”. En este momento, el ambiente en la Iglesia era de terror y mucho miedo, los niños llorando, las mujeres gritando pidiendo socorro y los hombres impotentes no sabían que hace. Se acercó el Padre Thair Abdal y su hermano el padre Raid Abdal a los terroristas, en ayuda de la niña Sara y calmar la situación, pero los asesinos se lanzaron encima de los dos, los capturaron y los cortaron las cabezas. Sara estaba cerca, empezó a chillar templando, Haizam mandándola a callar, pero ella cada vez gritaba más, al repente y sin compasión, en lugar de ofrecerla un dulce como antes, Haizam disparo una bala al pecho de mi niña Sara, en este momento, su madre estaba allí viendo todo, se fue corriendo en su ayuda llorando, y la disparo ella también, cayeron las dos hija y madre, cuerpos sin vida, llenos de sangre y yo encima de ellas llorando suplicando la muerte.
Pero los asesinos se fueron, más allá, en busca del Sacristán Nabil y le acuchillaron el cuello, además de trinchar la cabeza de toda la familia Jan (JanYunan Al Saur, su mujer y su Bebé, Sandra, una niña de 4 meses), por sus claras protestas, añadiendo la estrangulación de una niña de 10 años. Ante estos crímenes, fríamente los asesinos, terroristas, radicales, fanáticos musulmanes, levantaron sus armas, gritando “Allah Akbar… Allah Akbar- Dios es Grande. Dios es Grande, la muerte a los impíos y los incrédulos cristianos. Pocos minutos más tarde, reventaron los cinturones de explosivos que llevaban encima”.
Lo corrido después ya sabemos, dejando más de 60 verdaderos mártires, 80 heridos verdaderos héroes y más de 40 ilesos verdaderos valientes”.
Todos estos hechos sucedieron a los 180 secuestrados cristianos, el único propósito de su reunión era celebrar la misa del domingo en la Iglesia. Que Dios les bendiga a todos.
Raad Salam Naaman
Cristiano católico caldeo de origen iraquí