Este gobierno va de CULO

El jueves día 23 de enero, viendo el programa de Ana Rosa Quitana, entrevistando y al recién nombrado vicepresidente del gobierno, Pablo Iglesias, sobre el pin paternal y la educación de los hijos, me llamó la atención la respuesta de éste, cuando dijo que los partidos de la derecha que representan la Iglesia pretenden llevarnos al pasado, refiriéndose, me imagino, a la época de Franco.

¡Anda que los podemitas y los socialistas nos quieren llevar a la época primitiva!

Digo eso, porque la afirmación de la ministra de Educación me parece una absoluta aberración. Isabel Celaá, ministra de Pedro&Pablo, Gobierno de España, dijo: “Los hijos no pertenecen a los padres de ninguna manera”.

¿Cómo que los hijos no “pertenecen” de ninguna manera a los padres? ¿A quién pertenecen según el Gobierno de España? ¿Pertenecen al Estado? ¿Pertenecen al Gobierno de turno? ¿Pertenecen a la ministra de Igualdad, que tiene entre los altos cargos de su Ministerio a personas que consideran que la heterosexualidad es una aberración y que el lesbianismo evita que los hombres “manipulen” a las mujeres?

No, claro que los hijos no pertenecen a los padres en el sentido absoluto del término; porque no son una propiedad, no son una mercancía. Pero menos aún son mercancía o propiedad del Gobierno de turno.

Oyendo estas declaraciones, recordé las costumbres primitivas del pueblo Tapirapé donde existe la idea de la paternidad compartida, que un niño puede tener más de un padre. El pueblo Tapirapé habita en las profundidades de la selva amazónica brasileña, y creen que un bebé es el producto de todos los hombres con los cuales su madre tuvo relaciones sexuales. Ellos creen que cuanto más diversas hayan sido las fuentes de semen que hayan contribuido en la creación de un niño, más fuerte y saludable será éste.

Los Tapirapé también permiten las relaciones homosexuales abiertamente, y aplican un estricto control de la natalidad.

Si yo tuviera hijos, me presentaría en la casa de la ministra Celaá, con mis hijos para pedirla que les cambiara los pañales, les diera de comer, les vistiera, en definitiva, que les mantuviera.

Por otro lado, la “super woman”, diputada en la Asamblea de Madrid y ahora Directora del Instituto de la Mujer, la activista Beatriz Gimeno escribió en su blog un artículo que está siendo muy comentado y en el que afirma:

“-La heterosexualidad es antinatural. Es una herramienta política y social.

-Los hombres se masturban con nuestro cuerpo. Son opresores, violentos y promiscuos.

– La lactancia materna oprime a las mujeres.

-Ser lesbiana es mejor (te libera del destino de un novio…del yugo del patriarcado).

-Abogo por la penetración anal de los hombres por mujeres para conseguir la igualdad.

-Las mujeres deben de usar juguetes sexuales para penetrar a novios y maridos, con el objetivo de conseguir la plena igualdad entre hombres y mujeres”.

Dar por culo, encular, sodomía, amor griego, sexo de puerta trasera, son los nombres con los que esta práctica sexual ha sido bautizada a lo largo de la historia.

En las culturas indígenas que habitan las montañas de la isla de Papúa-Nueva Guinea, una isla del Pacífico al norte de Australia, tribus ancestrales de entre las más primitivas de la tierra, como los Etoro o los Sambia, se practican determinados ritos asimilables a una conducta homosexual. Allí el semen es un bien preciado, sagrado y con fecha de caducidad, que se transmite del hombre adulto al muchacho por vía oral y también anal, para infundirle vigor. Pero, además, este tipo de ritos establece lazos afectivos entre los varones, que se hacen necesarios para perpetuar la cohesión y pervivencia de la comunidad tribal. También, en algunos clanes de estas tribus, es muy habitual que el padre penetre analmente a su hijo, para mostrar que ya no es un adolescente, sino un hombre hecho y derecho.

Al contrario de lo que podríamos pensar desde nuestra sociedad occidental, estas prácticas “homosexuales y pedófilas” que se dan en estas tribus buscan masculinizar completamente a los varones, y no feminizarlos. Un varón no se considerará completamente hombre hasta que sea un guerrero y tenga hijos, pero deberá seguir estos mismos rituales en su juventud para descontaminarse de la femineidad de su esposa.

¿Qué pretende la nueva Directora del Instituto de la Mujer? ¿Llevarnos a prácticas en las que nunca hemos pensado o sentido?

Quién sabe si el Falconetti de Moncloa y el Marquesado de Galapagar se animarán a llevar a cabo las afirmaciones de Doña Beatriz.

La moral judeocristiana, llama a estas prácticas “el vicio nefando”. Pero en otras culturas mediterráneas, como las antiguas griega y romana, no tenía connotaciones de inmoralidad sino de estatus social y de dominación. En algunas culturas árabes occidentales parece haber una mayor tolerancia tradicional hacia esta práctica, aunque también es condenada en muchas otras y en países como Qatar y Arabia Saudí se paga con la pena de muerte. Sin ir tan lejos, la sodomía no fue legal en los Estados Unidos hasta el fallo de la Corte Suprema en el que se legalizó la penetración anal, en la década de los años setenta del siglo XX.

Los activos eran en general los hombres libres de posición, mientras que los pasivos eran las mujeres, los esclavos y algunos jóvenes de posición inferior que sin embargo, podían obtener protección dejándose sodomizar y así escalar socialmente. En este sentido, el cristianismo fue una revolución porque acabó con la esclavitud en Roma. Con la llegada del cristianismo, y el aumento de la evangelización a estas tribus se está contribuyendo a desterrar tales hábitos.

Los asuntos que implican derechos civiles y reconocimientos legales suelen ser muy complejos y tienden a dividir a la opinión pública. Además, los cristianos verdaderos evitan con mucho cuidado las discusiones políticas, pues desean mantenerse neutrales. Ahora bien, hay personas que, si bien respetan la Biblia, no saben qué opinar acerca de la homosexualidad, los casamientos entre personas del mismo sexo y todas las barbaridades que declaran los ateos y los agnósticos que nos gobiernan actualmente.

Mucho antes de que los gobiernos decidieran promulgar leyes que regularan el matrimonio, nuestro Creador ya las había establecido. Dice el primer libro de la Biblia (Génesis 2:24) “Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne”. Más tarde, Jesús confirmó este hecho en (Mateo 19:4) “los cónyuges tienen que ser macho y hembra”.

Por consiguiente, Dios estipuló que el matrimonio fuese una unión íntima de carácter permanente entre hombre y mujer. Ambos seres están diseñados para complementarse a fin de satisfacer mutuamente sus necesidades y deseos de orden emocional, espiritual y sexual.

La conocida historia bíblica de Sodoma y Gomorra revela el criterio divino acerca de la homosexualidad. Dios declaró en (Génesis 18:20) “El clamor de Sodoma y de Gomorra es grande; y su pecado gravísimo”.

La Biblia es muy clara: Dios no acepta ni pasa por alto las relaciones homosexuales, como muestra el apóstol Pablo en su carta (1 Corintios 6: 9-10) “¿No sabéis acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? ¡No os engañéis! Ni los impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los ultrajadores, ni los rapaces heredarán el Reino de Dios”. Lo mismo ocurre con las personas que “aprueban a quienes las practican” (Romanos 1:32) “los cuales, aunque conocedores del veredicto de Dios que declara dignos de muerte a los que tales cosas practican, no solamente las practican, sino que aprueban a los que las cometen”. Dios requiere que “el matrimonio sea honorable entre todos”, lo que excluye las uniones homosexuales, que él encuentra detestables (Hebreos 13:4) “Tened todos en gran honor el matrimonio, y el lecho conyugal sea inmaculado; que a los fornicarios y adúlteros los juzgará Dios”.

Del mismo modo, es triste, pero algunos muchachos han abandonado los principios cristianos que les inculcaron sus padres. Sin lugar a dudas, estas normas los protegen de bastantes problemas, como los embarazos extramatrimoniales, la toxicomanía y las enfermedades de transmisión sexual. Otros jóvenes, sin embargo, no quieren ver las cosas desde este ángulo, ya que creen que las leyes bíblicas limitan su estilo de vida.

El resentimiento puede alcanzar altas cotas cuando el hijo entiende que los padres son demasiado severos. También, hay jóvenes que se apartan del buen camino porque sus padres no tienen el más mínimo respeto a los principios de Dios. Otros muchachos se rebelan porque sus padres llegan al punto de abandonarlos o tratarlos como si no existieran.

Como cristiano católico practicante, respeto las creencias de los demás, incluso a no creer en Dios; el Padre, el Hijo y el Espírito Santo. Del mismo modo, los ateos y los agnósticos deben respetar nuestras creencias y nuestro modo de vida cristiana.

Rezamos: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal”. Líbranos del mal Padre Nuestro, de toda esta chusma que está gobernando nuestra Patria, de Celaá, de Beatriz y de Pedro&Pablo que quieren llevarnos a la época de “Los Picapiedra”.

 Finalmente, debo dar gracias a Dios por seguir soltero…por si acaso…

¡Que no me apliquen lo que recomienda Doña Beatriz… mi culo es sagrado!

 Raad Salam Naaman

Cristiano católico caldeo de origen Iraquí

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