Conmemoramos el centenar del genocidio armenio, a pesar de Turquía y Erdogan el musulmán

El Genocidio es una forma organizada de matanza de un conjunto de personas con el objetivo explicito de ponerle fin a su existencia colectiva por motivos raciales, políticos o religiosos.

Como todos los años, en esta fecha, hemos tenido un encuentro de casi un centenar de familiares, amigos y conocidos cristianos orientales para rezar y conmemorar el centenario del “genocidio armenio”. Además, de estar juntos, saludarnos, conocernos, condenar y resistir el genocidio cristiano a lo largo de la historia a manos de los fanáticos musulmanes hasta hoy día, compartir conocimientos, experiencias y recuerdos del pasado.

Como ejemplo, Sargón Shlemon Zaya, un hombre de setenta años, cristiano asirio, nacido en la ciudad de Zakho al Norte de Irak, buen amigo y buen cristiano. Sargón nos contó que su abuelo Zaya, vivía felizmente con su familia, sus padres tres hermanos y dos hermanas en un pueblo cristiano cerca de la antigua ciudad del Imperio Otomano DiarBakr. En un día del año 1915, Zaya tenía doce años, cuando centenares de soldados turcos ayudados por kurdos, asaltaron el pueblo, saqueándolo, matando hombres, mujeres y niños, entre ellos toda su familia. Lo que salvo a Zaya, que fue herido y desmayado y cuando se despertó entre decenas de calaveres, los asesinos ya no estaban, tuvo que abandonar su pueblo y andar casi cien kilómetros hasta que encontró unos monjes que le llevaron con una familia cristiana asiria en la ciudad de Zakho, para cuidarle y allí donde fue creciendo y formando.

Otro buen amigo, Luis Sarkisyan Yaqobiyan, un hombre de casi sesenta años, cristiano armenio, nacido en la ciudad Al- Qamishly en Noreste de Siria. Según Luis, su abuelo Yapobiyan era original de Mardin un pueblo del Imperio Otomano, actualmente una ciudad situada al Sur de Turquía y frontera con Irak y Siria. Un día del año 1917, una mezcla de milicia turcos y kurdos atacaron su pueblo, mataron todos los hombres, entre ellos los padres de Yapobiyan y sus cuatro hermanos ya mayores de edad y llevaron a los niños y las mujeres como esclavos. En aquel día, Yaqobiyan tenía quince años, cuando un Jeque kurdo le acogió como esclavo para su familia y le hizo un tatuaje detrás de sus orejas, para distinguirle de los vecindarios, era la costumbre. Cuatro años más tarde, Yaqobiyan, con diecinueve años recen cumplidos, decidió escaparse en búsqueda del resto de su familia. Después de tanto sufrimiento y larga busqueda, en la ciudad de Al- Qamishly, Yaqobiyan se encontró con un tío suyo y dos primos y se quedo allí con ellos a vivir.

Para todas las comunidades cristianas orientales, en todo el mundo; armenios, sirios católicos y ortodoxos, los asirios, los caldeos y los griegos…etc., el 24 de Abril es una fecha clave para recordar de casi dos millones de cristianos orientales, la gran mayoría armenios, masacrados por la Turquía Otomana mahometana durante el transcurso de la primera Guerra Mundial entre los años 1915 y 1918 y años anteriores y posteriores a esta fecha, conocidos en su conjunto como el genocidio Armenio. Pero esta astucia de destrucción no afectó sólo a los armenios, sino que también la padeció otras minorías cristianas, los sirios católicos y ortodoxos, los asirios, los caldeos y los griegos…etc. Se calcula que alrededor de un millón y medio de armenios y cerca de quinientos mil otros cristianos orientales, fueron exterminados a manos de los musulmanes turcos, a la que no fueron ajenos los kurdos, que se persiguió con crueldad y bien organizada infamia. En esta fanática maniobra, el pueblo Armenio junto con los otros cristianos, fueron sujetos a expropiaciones, secuestros, torturas, masacres y deportaciones forzosamente removidos al desierto para morir de hambre y sed. Además, fueron asesinados obispos, sacerdotes, religiosos, mujeres, hombres, ancianos, niños y enfermos indefensos. La decisión para llevar adelante el genocidio fue tomada por el Imperio musulmán Otomano, que son los principales criminales. Tremendo fue el genocidio y tremendas sus consecuencias.

Los cristianos orientales; son las primeras comunidades cristianas que se extendió en toda Mesopotamia, la península árabe hasta India. Somos los frutos de las predicaciones de los santos apóstoles, los primeros discipulos de nuestro Señor Jesucristo en el primer siglo. Los cristianos orientales no somos emigrantes, sino habitantes originales autóctonos, no somos musulmanes conversos, como algunos occidentales creen. Somos antes de la presencia islámica en el Oriente, que empezó en el año 637 en Mesopotamia, con las conquistas del segundo Califa Ortodoxo musulmán Omar y el brote del mal en toda la zona y el mundo, hasta hoy día.

En los primeros años del siglo XX, la población cristiana en el Imperio Otomano sumaba alrededor de cuatro millones de personas y se concentraban en gran medida en lo que hoy es Irán, Irak, y Turquía. Había comunidades cristianas notables ubicadas en las regiones cerca del lago Urmia en Persia, el lago Van y Mesopotamia, así como las provincias orientales otomanos de Diyarbekir, Erzurum y Bitlis. Los cristianos en su conjunto, siempre fueron objeto de hurto para los musulmanes árabes, kurdos y otomanos, tratados como ciudadanos de segunda clase en su propio país, conversión forzada al Islam, violencia y matanza. Los otomanos musulmanes, eran una pesadilla para los cristianos no paraban de guerrear contra ellos, borrando todo rastro cristiano. Estambul que era Constantinopla, la tercera ciudad santa de la cristiandad, también llamada la ciudad de las mil iglesias, que fueron, transformadas en mezquitas a la fuerza, con terror y sin contemplaciones. Sin embargo, lo peor vendría durante la Primera Guerra Mundial cuando los jóvenes turcos, junto con otros pueblos musulmanes armados, sus aliados; los kurdos, circasianos y chechenos llevaron adelante el conocido “genocidio armenio”. Al mismo tiempo, también el genocidio asirio caldeo, conocido como Sayfo, en las fuentes Occidentales, que viene del arameo Saypa, que significa “espada”, es la masacre en masa de la población civil cristiana asiria caldea desarmada de Mesopotamia por los mismos, los musulmanes del ejército otomano y sus aliados. Desde mayo del año 1915 se produjeron deportaciones en masa de población armenia y asiria caldea en las provincias de Bitlis, Diyarbekir, Erzerum, Kharbeid, Hakkari, Sivas y Van. Los prisioneros fueron exiliados a los desiertos de Siria y Mesopotamia, para ejecutar o morir de hambre y sed. Los asirios caldeos sobrevivientes emigraron desde los valles del Gran y el Pequeño Zab, en el sudeste de Turquía y parte de Irak, hacia otras regiones del mundo. La mayor parte vive actualmente en Irak, Siria e Irán. Hoy día no hay presencia cristiana en Turquía, solo la de unos pocos atrevidos frailes que se mantienen en Estambul, en Éfeso, en Trebizonda, protegiendo viejas y despobladas iglesias. En Turquía de hoy está prohibido hablar de este lamentable hecho, que no reconocen, ni piden perdón.

Por ignorancia o, con más gravedad, por utilidad política, en Occidente se hacen oídos sordos, y ojos ciegos, a la realidad del tremendo holocausto de cristianos que cayeron bajo la mano del Imperio musulmán otomano, la actual Turquía. El reconocimiento de los crímenes y atrocidades cometidas contra nuestros hermanos cristianos orientales por parte del Impero Otomano, debe de ser obligatorio por toda la comunidad internacional, incluida el Estado de Turquía. Pero, la Republica islámica de Turquía niega sistemáticamente el hecho. Más aún, Turquía empequeñece las evidencias de las atrocidades llevadas a cabo. El gobierno musulmán turco de Erdogan niega y sigue negando, el masacro y el aplasto de dos millones de cristianos entre los años 1915 y 1918. Insiste de llamar “trágicos acontecimientos” en vez de darles el verdadero nombre “genocidio” según el derecho internacional y la ética. El aniquilamiento de todo un pueblo fue destinado, diseñado con la finalidad expresa de eliminación. Jamás hasta ahora la república islámica turca ha mostrado el más mínimo signo de arrepentimiento por el crimen cometido. Mientras que en Turquía este tema hoy es completamente tabú y se niegan sistemáticamente a trabajar sobre la investigación de la masacre, cada vez más estudios científicos llegan a la conclusión de que se trataba de un genocidio planificado. Es verdad que el genocidio de 1915-1918, no se ha realizado por los kurdos y turcos de hoy y con vida .Sin embargo, Turquía y los kurdos tienen que asumir la responsabilidad y admitir y reconocer sus anteriores crimines. Cien años de un genocidio que Turquía no acepta. Con las palabras del papa Francisco puso el acento sobre la polémica cuestión del genocidio armenio. Dijo que “recordar a las personas que padecieron aquellos acontecimientos es necesario e incluso obligatorio, porque, ahí donde no persiste la memoria significa que el mal mantiene aún la herida abierta, esconder o negar el mal es como dejar que una herida siga sangrando sin curarla”.

Si tenemos en cuenta todos estos elementos, Turquía debe de quedar totalmente fuera de Europa. Su cultura es islámica y de ascendencia asiática. No es un problema de Islam frente a cristianismo, sino de sociedad y civilización. Lejos de estar la población turca en proceso de occidentalización, lo está, en sentido contrario, en el de hacer crecer sus raíces islámicas: fenómeno al que no es ajena la difusión religiosa que se propicia desde el wahabismo saudí. Una cadena de televisión turca, muy seguida, dedica el día entero a la lectura y cintilación del Corán, es creciente el número de muchachas que salen veladas a la calle, y, por debajo de los rasgos occidentales que se encuentran en Estambul y en otros lugares, no cuesta observar, sobre todo entre los jóvenes, una creciente islamización, de la que es muestra el triunfo electoral absoluto obtenido por el islamista Erdogán. Erdogan dijo claramente, que la candidatura turca a la Unión Europea sería para él una prioridad y hare todo lo posible para que Turquía ingrese en la Unión como miembro pleno. Turquía de Erdogan nunca olvida el antiguo Imperio Otomano musulmán, es un sueño y una espina en su corazón. El ingreso de Turquía en la Unión Europea será el preludio de un asalto islamista en toda regla al Viejo Continente, es como intentar hacer un trasplante de un cuerpo a otro que no es de su mismo grupo sanguíneo y con el que no existe ningún vínculo biológico. Turquía tiene interés económico en formar parte de Europa, y el mundo musulmán está interesado en que una nación musulmana, como es Turquía, esté dentro de la Unión Europea para actuar como un caballo de Troya del islamismo, ya que Turquía sólo mira históricamente hacia Europa como escenario de conquistas y expansiones.

Da la impresión de que la familia humana no quiere aprender de sus errores, causados por la ley del terror; y así aún hoy hay quien intenta acabar con sus semejantes, con la colaboración de algunos y con el silencio cómplice de otros que se convierten en espectadores. No hemos aprendido todavía que la guerra es una locura, una masacre inútil. Desgraciadamente todavía hoy oímos el grito angustiado y desamparado de muchos hermanos y hermanas indefensos, que a causa de su fe en Cristo o de su etnia son pública y cruelmente asesinados, decapitados, crucificados, quemados vivos, o bien obligados a abandonar su tierra.


Raad Salam Naaman
Cristiano católico caldeo de origen iraquí

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