La cuestión consiste, finalmente, en saber que contactos pudieron tener los primeros musulmanes con los judíos y los cristianos en el curso de su vida cotidiana. Dejemos aparte el caso de los judíos después del 622 y el éxodo hacía Medina. Está claro que durante varios años, en este oasis, los musulmanes vivieron en relaciones de vecindad con algunas tribus judaizadas. Las tradiciones hablan de varias decenas de judíos que se convirtieron al Islam, llevando consigo su bagaje de conocimientos religiosos.
Con los cristianos las relaciones no fueron tan estrechas; sin embargo sabemos muy poco sobre este punto. La tradición recoge los nombres de un monje y de un predicador itinerante a quienes escuchó Muhammad. Pero esos contactos pasajeros no debieron ir muy lejos. El predicador iba por las ferias y era famoso por su elocuencia. El monje, que ha alcanzado la celebridad en las tradiciones musulmanas, se llamaba Baђyra. Las fuentes dicen que predijo la carrera profética de Muhammad. Vivía en Bostra, cerca de una de las paradas donde la caravana mequí se detenía siempre, existía una celda que había sido habitada por monjes cristianos, durante generaciones.
Los cristianos, por su parte, conservan hasta hoy el recuerdo de Baђyra en Siria, pero han dado a la leyenda un sentido opuesto. Algunos han forjado un falso Apocalipsis, llamado de Baђyra, intentando refutar este carácter profético. La verdad es que, por esta época, los monasterios cristianos formaban parte del paisaje en ciertas zonas de Arabia, las caravanas acampaban a veces a la sombra de sus ermitas, como sugiere el relato de Baђyra, y sus monjes formaban parte activa de la comunidad.
También se mencionan algunos cristianos de paso por la Meca, además de algunos esclavos de origen cristianos.
Según los libros musulmanes más antiguos, que describen los comienzos del Islam: “Algunos mequíes, se plantearon la cuestión religiosa durante el periodo inmediatamente anterior a la predicación del Islam. No satisfechos con el paganismo tradicional, algunos de ellos se convirtieron al cristianismo. Pudo tratarse de árabes que habían visitado los territorios bizantinos y se dirigieron allá a terminar su existencia, o bien de un primo hermano de Muhammad en Abisinia, durante la emigración entre los años 615 y 616. Este ultimo, hijo de una tía materna del profeta, se había hecho musulmán, luego se hizo cristiano en Abisinia y murió allí. Solía decirles a sus compañeros que continuaban siendo musulmanes; Vosotros entreabrís los ojos como el recién nacido que no distingue los objetos; nosotros vemos”.
Tres primos hermanos de Jadiŷa, la primera esposa del Profeta, murieron como cristianos. El más importante de los tres fue Waraqa bin Naufal, a quien se dirigió Jadiŷa cuando su marido regresó desconcertado de la cueva donde había estado meditando. Fue Waraqa el que animó a Muhammad y afirmó que el ser misterioso, que había visto en la cueva era el ángel de la revelación, con lo que dio luz verde al Islam.
Nos hubiera gustado conocer las relaciones que tuvo Muhammad con esos cristianos y especialmente con Waraqa bin Naufal. Los textos no dicen nada sobre este punto, lo mismo que casi no hablan nunca de la actitud de Muhammad frente al paganismo ambiental. Dos de las Suras cortas de las más antiguas del Corán evocan la infancia de Muhammad y la protección que Dios le otorgó (Suras 93 y 94).
Refiriéndose a Dios, el texto recuerda: (Sura 93:5-7) “Tu Señor te dará y quedarás satisfecho. ¿No te encontró huérfano y te recogió? ¿No te encontró extraviado y te dirigió? ¿No te encontró pobre y te enriqueció? En cuanto al huérfano, no le oprimas”.
La palabra “perdido” se ha explicado de varias formas por los comentadores que evitaban ver en ella alguna alusión al paganismo de la juventud del Profeta. A propósito de las relaciones entre Waraqa bin Naufal y Muhammad, los comentaristas refieren una anécdota precisamente para darle sentido a esta palabra “perdido”. Como cualquier niño, Muhammad se había perdido entre las callejuelas de la Meca; lo encontró Waraqa, evidentemente mayor que él, y lo condujo de nuevo con su familia. De todos estos datos no es mucho lo que podemos sacar. Es poco probable que durante sus quince primeros años de matrimonio, previos a su misión, Muhammad se encontrase alguna vez con el primo hermano de su mujer.
¿Cuales fueron sus relaciones desde el momento en que Waraqa dio luz verde al Islam con sus exhortaciones? Se trata de cuestiones a las que es imposible responder.
CONTINÚA…
Para más información…
Raad Salam Naaman, Desvelando el Islam, Editorial Monte Riego (León) 2012