105 AÑOS DESPUÉS DEL CONOCIDO “GENOCIDIO ARMENIO”

Según el diccionario de la Real Academia Española; “El genocidio: es una forma organizada de matanza de un conjunto de personas con el objetivo explícito de poner fin a su existencia colectiva por motivos raciales, políticos o religiosos”. El genocidio armenio fue la eliminación de la población cristiana armenia y otras minorías cristianas de la época, en el antiguo territorio del Imperio Otomano, que luego se convirtió en el actual Estado de Turquía.

La fecha del comienzo del “genocidio armenio” se conmemora el 24 de abril del año 1915, el día en que las autoridades otomanas detuvieron a un total de 250 intelectuales y líderes de la comunidad armenia que fueron arrestados en Constantinopla. Su destino era Chankri y Ayash, dos campos de concentración en las cercanías de Ankara. La mayoría murió camino del exilio hacia el sudeste del Imperio. La ola de arrestos y deportaciones de intelectuales y líderes armenios pronto se difundió a lo largo del país, hasta el año 1918. El 24 de Abril es una fecha clave para recordar a casi dos millones de cristianos orientales mártires. Se calcula que alrededor de un millón y medio de cristianos armenios y otros quinientos mil cristianos asirios caldeos, entre ellos obispos, sacerdotes, monjes y monjas, mujeres, hombres, ancianos y niños indefensos fueron aniquilados a manos de los musulmanes turcos con la ayuda de los musulmanes kurdos. No cabe duda, que la decisión para llevar a cabo esté genocidio fue tomado por el Imperio Musulmán Otomano, que son los principales criminales.

Tanto las iglesias orientales como las primeras comunidades cristianas del Norte de África, Asia Menor, Armenia, India el Oriente Medio y Próximo; son la cosecha de las predicaciones de los santos apóstoles, los primeros discípulos de nuestro Señor Jesucristo en el primer siglo. Por lo tanto, los cristianos de hoy día, descendientes de estas comunidades no somos emigrantes, no somos ciudadanos de segunda, somos los originales, habitantes autóctonos de estos países.

La presencia árabe musulmana en el Norte de África, Asia Menor, Armenia, India el Oriente Medio y Próximo, empezó a partir del siglo VII. El Islam se extendió en todas estas naciones por el filo de la espada, destruyendo nuestra cultura y tradición cristiana, persiguiendo, matando a los cristianos, sembrando el mal y el terror en toda la zona, hasta hoy día. El imperio otomano musulmán, era una pesadilla para todos los cristianos en su territorio. Estambul que era Constantinopla, la tercera ciudad santa de la cristiandad, también llamada la ciudad de las mil iglesias, fueron transformadas en mezquitas por la fuerza, con terror y sin contemplaciones. En los primeros años del siglo XX, la población cristiana en el Imperio Otomano sumaba alrededor de cuatro millones de personas, extendidos en comunidades ubicadas en las regiones cerca del lago Urmia en Persia, el lago Van y en Mesopotamia; en las provincias de Diyarbekir, Erzurum y Bitlis. Entre los años 1915 y 1918, los musulmanes turcos, junto con los musulmanes kurdos, circasianos y chechenos llevaron a cabo el conocido “genocidio armenio”, matando casi un millón y medio de cristianos armenios. Al mismo tiempo, los mismos, asesinaron medio millón de cristianos asirios-caldeos, en un exterminio conocido dentro del pueblo asirio-caldeo, como el “genocidio Sayfo”, cuyo origen es la palabra aramea, Saypa, que significa “espada”.

Desde abril del año 1915 se produjeron deportaciones en masa de poblaciones cristianas armenias y asirias caldeas de las provincias de Bitlis, Diyarbekir, Erzerum, Kharbeid, Hakkari, Sivas y Van, como prisioneros a los desiertos de Mesopotamia, para morir de hambre y sed. Los pocos cristianos sobrevivientes de este crimen emigraron desde los valles del Zab, en el sudeste de Turquía, hacia otras regiones cercanas, como Irak, Siria, Irán y Líbano. Hoy en día, no hay presencia cristiana en Turquía, solo la de unos pocos atrevidos frailes que se mantienen en Estambul, Éfeso y Trebizonda, protegiendo viejas y despobladas iglesias.

Sólo a través de la conmemoración, compensa la historia y recompensa a los mártires. Para todas las comunidades cristianas orientales, en todo el mundo, el 24 de Abril es una fecha clave para recordar a los dos millones de cristianos orientales, la gran mayoría armenios, masacrados por la Turquía Otomana mahometana durante el transcurso de la primera Guerra Mundial entre los años 1915 y 1918 y años anteriores y posteriores a esta fecha, conocidos en su conjunto como el genocidio Armenio.

El 24 de abril del año 2015, un centenar de cristianos orientales, de todo el mundo, nos hemos reunidos en París-Francia, para conmemorar el centenario del “genocidio armenio”. En este encuentro, conocí Sargón Shlemon Zaya, un hombre de setenta años, cristiano asirio, nacido en la ciudad de Zakho al Norte de Irak. Sargón nos contó que su abuelo Zaya, vivía felizmente con su familia, sus padres, tres hermanos y dos hermanas en un pueblo cristiano cerca de la antigua ciudad del Imperio Otomano Diyarbekir. En un día del año 1915, Zaya tenía doce años, cuando centenares de soldados turcos ayudados por kurdos, atacaron el pueblo, saqueando sus casas, matando los hombres, los niños, violando las mujeres antes de matarlas, entre ellos a toda su familia. Lo que salvo a Zaya, fue porque se desmayó por un fuerte golpe de un soldado turco y cuando se despertó en medio de decenas de calaveres de su propia familia, los asesinos ya no estaban. Zaya, tuvo que abandonar su pueblo y andar casi cien kilómetros hasta que encontró unos monjes que le llevaron a vivir con una familia cristiana asiria en la ciudad de Zakho, donde fue criado y educado. Otro buen amigo, Luis Sarkisyan Yaqobiyan, un hombre de casi ochenta años, cristiano armenio, nacido en la ciudad Al- Qamishly en Noreste de Siria. Según Luis, su abuelo Yapobiyan era origen de Mardin un pueblo del Imperio Otomano, actualmente una ciudad situada al Sur de Turquía y frontera con Irak y Siria. Un día del año 1917, una mezcla de milicia turcos y kurdos atacaron su pueblo, mataron todos los hombres, entre ellos los padres de Yapobiyan y sus cuatro hermanos ya mayores de edad y llevaron a los niños y las mujeres como esclavos. En aquel día, Yaqobiyan tenía quince años, cuando un Jeque kurdo le acogió como esclavo para su familia y le hizo un tatuaje detrás de sus orejas, para distinguirle de los vecinos, según la costumbre. Cuatro años más tarde, Yaqobiyan, con diecinueve años recen cumplidos, decidió escaparse en búsqueda del resto de su familia. Después de tanto sufrimiento y larga búsqueda, en la ciudad de Al-Qamishly, Yaqobiyan se encontró con su tío, hermano de su padre, que sobrevivió a aquel genocidio y a dos primos. Así, creció entre ellos y formó su propia familia sin olvidar aquel genocidio.

Todavía en nuestros días, el Estado Turco niega el genocidio armenio, y se encarcela a quien escribe sobre ello. La Turquía de Erdogan el radical musulmán prohíbe hablar de este lamentable genocidio, no quiere reconocerlo, ni pedir perdón por ello. El estado de Turquía a la cabeza el régimen islámico de Erdogan sigue negando el asesinato de dos millones de cristianos durante y después de la Primera Guerra Mundial e insiste en llamarlos “trágicos acontecimientos” en vez de su verdadero nombre “genocidio”. Hasta la actualidad, la república islámica turca no ha mostrado el más mínimo signo de arrepentimiento por el crimen cometido. El aniquilamiento de todo un pueblo fue propuesto y planteado con la finalidad de eliminar a toda una comunidad cristiana en Mesopotamia, se trató de un genocidio planificado. Es verdad, que los turcos y los kurdos musulmanes de hoy día no son responsables de lo cometido por sus antepasados. Sin embargo, deben de reconocer los crimines de sus antepasados. El reconocimiento de los salvajes crímenes cometidos contra nuestros hermanos cristianos armenios y otros a manos del Impero Otomano, debe de ser obligatorio por toda la civilización mundial, incluyendo el Estado de Turquía.

El 20 de enero del año 2011 se aprobó la Resolución del Parlamento Europeo sobre la libertad religiosa, contra la cristianofobia. La Resolución recibió 125 votos a favor, los once diputados turcos votaron en contra y el presidente del grupo parlamentario socialista, el suizo Andreas Groos, fue el único occidental en decir no.  El genocidio o Al-Yihad de los Jóvenes Turcos, contra los cristianos armenios, entre los años 1915 y 1918, tuvo la aprobación de algunos líderes mundiales. Entre ellos, Adolf Hitler, el Führer nacional-socialista que el 22 de agosto del año 1939, pronunció la siguiente: “Después de todo, ¿quién se acuerda del aniquilamiento de los armenios?”, seguramente para justificar, más tarde, el Holocausto judío.

Turquía está gobernada por un partido islamista que quiere imponer el Islam, y la Šari´a como ley, a pesar de la oposición del “laico” ejército. A su vez, el presidente turco, Recep Tayip Erdogan, es uno de los cofundadores de la presunta alianza de Civilizaciones junto con el socialista ex presidente de España, José Luís Rodríguez Zapatero, que no es más que el reciclaje de la que lanzó tres años antes Mohammad Jatami, el entonces presidente de Irán.

Turquía de Erdogan, nunca olvida el antiguo Imperio Otomano musulmán, es su sueño y su gran empeño. El ingreso de Turquía en la Unión Europea será el acuerdo de un asalto islamista y la conquista silenciosa del Islam al Viejo Continente. Turquía tiene interés económico en formar parte de Europa, y el mundo musulmán está interesado en que una nación musulmana, como la Turquía, conste dentro de la Unión Europea para actuar como un caballo de Troya dentro de Europa. Si tenemos en cuenta todos estos elementos, Turquía debe de quedar totalmente fuera de Europa, porque su cultura, su tradición y su ideología islámica están en contra la tradición judío cristiana europea.

Hoy en día, estamos en el siglo XXI, 105 años después del conocido genocidio armenio y todavía hay musulmanes con la misma mentalidad del pasado, que intentan acabar con las minorías cristianas en los países de mayoría musulmana, como Irak, Siria, Egipto, Yemen, Nigeria…etc. con la colaboración de algunos y con el silencio de otros. Todavía, desgraciadamente, oímos el grito angustioso y desamparado de muchos cristianos indefensos, en diferentes partes del mundo, que a causa de su fe, están siendo cruelmente asesinados, decapitados, crucificados, quemados vivos, o bien obligados a abandonar su fe y su tierra.

La Iglesia armenia ha sufrido entre 1894-1896 y entre los años 1915 y 1918 grandes matanzas, provocando la dispersión de­ sus fieles y la emigración. La Iglesia armenia, no muy numerosa, tal vez sea la más diseminada y dispersa de todas las Iglesias orientales católicas. Hoy día, la Iglesia católica Armenia es una de las iglesias orientales católicas autónomas y en plena comunión con la iglesia católica apostólica romana. La iglesia usa el rito armenio y la lengua Armenia en la liturgia. También hoy día, la Iglesia católica Armenia cuenta con 344000 seguidores o fieles extendidos principalmente en los territorios de Líbano, Siria, Irak, Irán, Turquía y Egipto.

Raad Salam Naaman

Cristiano católico caldeo de origen mesopotámico

Más información: Raad Salam Naaman, “los primeros cristianos- los cristianos orientales entre el hecho histórico y un verdadero genocidio”, editorial Monte Riego, León, España, 2019.

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