El objetivo principal de este artículo es conocer la sociedad de Kenia; el contexto histórico, social y político del país, sobre todo la situación de las religiones, con el fin de centrar el tema sobre el Islam y los grupos terroristas islámicos.
Kenia es un país situado en el este de África, que tiene fronteras con Etiopia, Somalia, Sudan, Tanzania, Uganda y el Océano Índico; tiene una superficie de 582.650 km² y toma su nombre del Monte Kenia, la cumbre más alta de su geografía.
La sociedad en Kenia es multicultural, multiétnica y multireligiosa. La población en Kenia se calcula en casi 38 millones de habitantes. Es un país con gran diversidad étnica que provoca numerosas tensiones entre las diferentes etnias, lo que ha constituido una de las principales fuentes de conflictos en los últimos años. Los grupos étnicos mayoritarios son: kikuyu 22%, luyha 14%, luo 13%, kalenjin 15%, kamba 11%, otros grupos africanos 12%, no africanos (asiáticos, europeos, árabes) 1%.
Existen tres religiones mayoritarias en Kenia; el 38% de la población es protestante, el 28% católica y el 7% musulmana, profesando el 27% restante diversas religiones cristianas y otras religiones tradicionales. La mayoría de la población cristiana vive en el centro oeste del país. La mayoría de los musulmanes habita en el este, la costa y la región somalí, en su gran mayoría son inmigrantes llegados de la vecina Somalia, que se encuentra sumida en una guerra civil desde principios de los años 90. Los kenianos europeos, en su mayoría de origen británico, son los restos de la población colonial. Ahora viven en Nairobi o Mombasa y forman parte de las comunidades protestantes. Los árabes (que son todos musulmanes) viven en la costa y se dividen en árabes “antiguos”, que llegaron antes del siglo XVI y árabes “verdaderos”, llegados con la hegemonía en la zona de Zanzíbar en el siglo XIX.
En cuanto a la libertad religiosa, la Constitución de Kenia garantiza la libertad de credo. El Estado es aconfesional y se ha conseguido integrar en él a las creencias traídas con la colonización junto a las tradicionales, existiendo un aceptable nivel de tolerancia entre los diversos grupos religiosos. Sin embargo y sin razón, las comunidades musulmanas se sienten discriminadas y esta sensación ha ido en aumento en los últimos años. La menoría musulmana en Kenia esta dejando notar mucho en estos últimos años por sus actos y ataques terroristas contra la mayoría cristiana. El terrorismo yihadista salafista en África sigue ganando terreno. Desde su tradicional ubicación en la cornisa norte y Somalia se extiende por el Sahel (la costa), por el norte de Nigeria y más recientemente, por el paraíso turístico de Kenia, que disfrutaba hasta fechas recientes de cierta estabilidad.
Kenia se ha visto directamente afectada por la actual ola del terrorismo islámico. Se tiene conocimiento de la existencia de algunas células terroristas en el país. Se puede considerar que Kenia es uno de los aliados de Estados Unidos en la actual “guerra contra el terror” en el cuerno de África.
En 1998, la embajada de Estados Unidos en Nairobi sufrió un atentado de Al-Qaeda, en el que perdieron la vida más de doscientas cincuenta personas, en su mayoría kenianos. En 2003, un hotel en Mombasa (de propiedad israelita) fue el objetivo de un coche bomba y la cifra de víctimas alcanzó la treintena.
Diecisiete personas han sido asesinadas y decenas gravemente heridas el 1 de julio 2012 en un ataque contra dos iglesias católicas en el este de Kenia.
El grupo terrorista islamista somalí de Al Shabab (los jóvenes) inició una campaña de terror en Kenia tras la incursión del ejercito keniano en Somalia en octubre de 2011. Es una de las marcas de Al Qaeda que opera en África. Combate desde 2006 a las autoridades somalíes con el objetivo de instaurar la más estricta ley islámica. El modo de actuar del grupo terrorista Al Shabab, es el mismo que habitualmente utiliza el grupo terrorista islámico Boko Haram en Nigeria. La organización terrorista Boko Haram que opera en Nigeria atrajo la atención internacional con atentados múltiples contra iglesias cristianas durante la Navidad de 2011 y que repitieron en Semana Santa. Causaron centenas de muertos y miles de heridos. El nombre Boko Haram significa “la educación no islámica es pecado” y luchan por instaurar un Estado islámico. En sus últimas operaciones, Al Shabab, han seguido la estrategia de Boko Haram. De esta forma, se extienden los ataques de los islamistas contra las comunidades cristianas en África.
El ataque terrorista en el lujoso centro comercial Westgate ocurrido el pasado 21 de septiembre 2013 en Nairobi, capital de Kenia, duró cuatro días de violentos enfrentamientos con las fuerzas de seguridades nacionales y extranjeras y dejó 72 muertos y 175 heridos, según confirmó el presidente de Kenia Uhuru Kenyatta. El atentado han sido rápidamente adjudicado al grupo terrorista islamista somalí de Al Shabab, la ágil franquicia de Al Qaeda, cada vez muestra una mayor vitalidad. El grupo islamista Al Shabab publicó en Twitter una lista con los 17 milicianos que formaron parte del comando que arremetió con granadas y disparos contra los no musulmanes.
Según informes de la policía del país “Kenia”; una mujer británica formaba parte de los atacantes al centro comercial de Nairobi, conocida como, la viuda blanca, que haya integrado al grupo extremista Al Shabab. La viuda blanca se llama Samantha Lewthwaite, de 29 años, hija de un militar y una musulmana conversa, estaba casada con Germaine Lindsay, uno de los cuatro suicidas que perpetraron los atentados contra el transporte público de Londres en julio de 2005, matando a 52 personas. Desde entonces es conocida como “la viuda blanca”. Esta mujer viaja con un pasaporte falso sudafricano bajo el nombre de Natalie Faye Webb, acompañada de sus tres hijos, una niña y dos niños que ahora deben tener entre siete y 12 años. Se cree que está en el este de África, es buscada por la policía de Kenia por su presunta implicación en planes terroristas. Cuidado con los conversos musulmanes, en muchos casos son más fanáticos que los nativos.
No estamos en una guerra de religión, pero los cristianos en África se están indignando por los ataques contra sus lugares de culto, que está creciendo entre la población Africana en general. En Kenia hay una sensación de inseguridad por las llegadas continuas de refugiados no sólo de Somalia, sino también desde Sudán y Etiopía, empujados por la hambruna y la guerra. Desde los campamentos de refugiados en las zonas fronterizas, muchos de ellos se trasladan a las grandes ciudades de Kenia. Los ciudadanos se quejan del incremento de los niveles de delincuencia relacionados con este fenómeno. En los últimos años, la policía en Kenia ha incautado grandes cantidades de explosivos transportados por personas que se desplazaban en coches y autobuses. Así que hay un movimiento de células extremistas que están tratando de hacer llegar a Nairobi y otras zonas del país, explosivos con el fin de provocar una ola de atentados. Para los extremistas musulmanes la Iglesia está vinculada con el Occidente, como el gobierno de Kenia, que ha formado alianzas con diversas potencias occidentales para frenar el terrorismo islámico.
Persisten las persecuciones contra los cristianos en el mundo, esta vez el teatro de las violencias ha sido África, la tierra donde es más fuerte el signo de esperanza y apertura que los cristianos mismos logran dar con su presencia. Parece extraño que haya una lucha de intolerancia, una agresividad tan fuerte contra los cristianos, que dan una contribución de reconciliación, de paz, de justicia y de solidaridad. La persecución religiosa por desgracia no es un hecho nuevo, se esperaba que fuera algo ya ampliamente superado, pero no lo es en algunas partes del mundo. Los cristianos africanos, deben de reaccionar contra las persecuciones con fuerza y sin voluntad de venganza. No estamos en una guerra de religión, pero también es cierto que ante estos ataques, entre los cristianos crece cada vez más la exasperación.
La situación es muy compleja.
Raad Salam Naaman
Cristiano católico caldeo de origen iraquí