Los pueblos de “Oriente” los babilonios tuvieron muchas oportunidades de aprender las Escrituras Hebreas, que contenían muchas profecías sobre la venida del Mesías. Además, decenas de miles de judíos vivían en Babilonia, el actual Irak, durante el tiempo del exilio entre los años (586 y 537 a. C.), y mantuvieron una gran presencia allí durante los siguientes siglos. Se asume que los magos tenían acceso a las Escrituras Hebreas, podrían haber sabido acerca de las promesas de la venida del Mesías. El libro de Números informó a los Reyes Magos sobre el niño que sería precedido por una estrella en (Números 24:17) “Lo veo, aunque no para ahora, lo diviso, pero no de cerca: de Jacob avanza una estrella, un cetro surge de Israel. Aplasta las sienes de Moab, el cráneo de todos los hijos de Set”. La gloria de los Reyes Magos tiene una base bíblica. La palabra mago se justifica, y viene mencionada en la Biblia (Nuevo Testimonio) en (Mateo 2:1) “Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido?”. A su vez, es el cumplimiento de las profecías mostradas y recordadas en el Tanaj (Antiguo Testamento) con lo que dice el (Salmo 72:10-11) “los reyes de Tarsis y las islas traerán tributo. Los reyes de Sabá y de Seba pagarán impuestos; todos los reyes se postrarán ante él, le servirán todas las naciones”. Además, el profeta Judío Isaías ocho siglos antes del nacimiento de Jesús, profetizó sobre la visita de los Reyes de otras naciones, a la luz del Niño Jesús recién nacido y Su Madre la Virgen María, de acuerdo con (Isaías 60:1-3) “Levántate, oh mujer, despide luz, porque ha venido tu luz y sobre ti ha brillado la mismísima gloria de Yahveh. Pues ¡mira!, la oscuridad misma cubrirá la tierra, y densas tinieblas a los grupos nacionales; pero sobre ti brillará Yahveh, y sobre ti se verá la propia gloria de él. Y naciones ciertamente irán a tu luz, y reyes al resplandor de tu brillar”.
La palabra plural magos, que viene del persa antiguo “magus” pasó al griego “magói” y de éste al latín “magi” alude más a la sabiduría de estas personas que a su capacidad para realizar prodigios. “Magi” podría traducirse también como “maestros” o “sabios”. Lo que quiere indicar el Evangelio es que se trataba de personas de cierto nivel intelectual, sabias, versadas en las Escrituras antiguas y la astronomía.
En el Evangelio, el relato de los Reyes Magos, venidos de oriente a Belén para adorar al Mesías, confiere a los Reyes un ámbito de universalidad. Y esta es la respiración de los cristianos, la cual desea que todos los pueblos de la tierra puedan encontrar a Jesús y hacer experiencia de su amor misericordioso.
Cristo acaba de nacer, no sabe hablar aún, y toda la gente, representadas por los Magos, pueden ya encontrarle, reconocerle y adorarle, dijeron a Herodes apenas llegaron a Jerusalén en (Mateo 2:2) “Hemos visto su estrella y venimos a adorarle”. Eran hombres prestigiosos, de regiones lejanas y culturas distintas, y se habían encaminado a la tierra de Israel para adorar al Rey que había nacido. Los cristianos desde siempre hemos visto en ellos la imagen de toda la humanidad, y con la celebración de esta Festividad queremos guiar respetuosamente a cada hombre y cada mujer de este mundo hacia el Niño que ha nacido para la salvación de toda la humanidad.
En la noche de Navidad Jesús se manifestó a los pastores, hombres pobres y humildes, que fueron ellos los primeros en llevar un poco de calor a la fría gruta de Belén. Ahora llegan los Magos de tierras lejanas, también ellos atraídos misteriosamente por ese Niño. Los pastores y los Magos son muy distintos entre sí; pero una cosa tienen en común: el cielo.
Los pastores de Belén corrieron en seguida a ver el niño Jesús no porque fuesen particularmente devotos, sino porque velaban de noche y, levantando los ojos al cielo, vieron un signo, escucharon el mensaje de Jesús y lo siguieron. Así también los Magos: escrutaban los cielos, vieron una nueva estrella, interpretaron el signo y se pusieron en camino. Los pastores y los Magos nos enseñan que para encontrar a Jesús es necesario saber levantar la mirada al cielo, no estar replegados en uno mismo, sino tener el corazón y la mente abiertos al horizonte de Dios, que siempre nos sorprende, saber acoger sus mensajes y responder con prontitud y generosidad.
El Apóstol Mateo nos explica en (Mateo 2:10) “los Magos, al ver la estrella, sintieron una gran alegría”. También para nosotros hay un gran consuelo en ver la estrella, es decir, en sentirnos guiados y no abandonados a nuestro destino. Y la estrella es el Evangelio, la Palabra del Señor, como dice el (salmo 119:105) “Lámpara para mis pasos es tu palabra, luz en mi camino”, esta luz nos guía hacia Cristo. Sin la escucha del Evangelio, ¡no es posible encontrarle! Los Magos, de hecho, siguiendo la estrella llegaron hasta el lugar donde se encontraba Jesús y según (Mateo 2:11) “vieron al Niño con María su madre, se prostraron y lo adoraron”.
Para los cristianos en general, las fiestas; la Navidad y la llegada de los Reyes Magos siempre han sido un período de paz y amor, capaz incluso de detener guerras por unas horas o días. Asimismo, para los cristianos católicos practicantes en particular, estas fiestas, tienen un significado especial de gozo, unión familiar, devoción, apego y alegría porque en Belén ha nacido un Salvador. Dentro de la liturgia de estas fechas, tiene un significado especial la figura de los Reyes Magos, puesto que representan la magia de este tiempo y personifican la ilusión y alegría de los más pequeños de la casa. Esa ilusión y ese momento litúrgico se representan en la Cabalgata de los Reyes Magos, a la cual desde hace unos años diversos ayuntamientos en España, con fines políticos irreligiosos, quieren despojar de un significado religioso que obviamente posee.
No queremos perder el sentido religioso de nuestras fiestas cristianas Navideñas, tampoco la ilusión y la alegría. Me incluyo con los niños, porque la verdad aquí en España desfruto muchísimo, celebrando las fiestas Navideñas religiosamente y viendo con los niños la Cabalgata de los Reyes Magos. Asimismo, me recuerda y me retrotrae a revivir mi niñez, ya que nunca pude celebrar o disfrutar de estas fiestas libremente en mi país natal Irak, gracias al Islam y a los musulmanes.
Los cristianos en general respetamos a toda persona a pesar de su raza, religión, ideología, color y orientación sexual. Del mismo modo, los que no son cristianos deben de respetar nuestras creencias, costumbres, culturas, tradiciones y liturgias cristianas. No creo que sea apropiado que un partido político introduzca una idea que no está admitida por la doctrina cristiana católica, tampoco su presencia en un acontecimiento religioso sea aceptable.
La experiencia de los Magos nos exhorta a no contentarnos con la mediocridad, a no dormitar, sino a buscar el sentido de las cosas, a escrutar con pasión el gran misterio de la vida. Y nos enseña a no escandalizarnos de la pequeñez y de la pobreza, sino a reconocer la majestad en la humildad y sabernos arrodillar ante ella.
Ser verdadero cristiano no solo rezar el Rosario y asistir la misa del domingo, además, debemos de aplicar, vivir de acuerdo con las palabras del Señor en el Evangelio, defender nuestras tradiciones, decir la verdad y dejar de acomplejarse.
Que la Virgen María, que acogió a los Magos en Belén, nos ayude a alzar la mirada de nosotros mismos, a dejarnos guiar por la estrella del Evangelio para encontrar a Jesús, y a sabernos abajar para adorarlo. Así podremos llevar a los demás un rayo de su luz y compartir con ellos la alegría del camino.
Los Reyes Magos que son un deseo y un sueño…con su retorno los pido como regalo; Paz, Salud, amor, compromiso, afecto Cristiano…para el mundo entero y todo buen amigo.
AMEN
Raad Salam Naaman
Cristiano católico caldeo de origen mesopotámico