No es falsa modestia, pero llevo más de 20 años “practicando” el apostolado por los cristianos perseguidos en Oriente Medio y África, sobre todo Irak, mi tierra y entre ellos mi propia familia y yo mismo, como refugiado político en este amado país, que se llama España, que me acogió fraternalmente. Es relativamente fácil predicar aquí en España, en Europa y en el Occidente en general. Sin embargo, no es igual de fácil vivir las realidades de asesinatos, ejecuciones en masa, violaciones y destrucciones de viviendas, pueblos enteros y/o monumentos y restos arqueológicos en esos países dominados por el radicalismo islámico. Todo eso y con mi conocimiento del Islam me llevan a expresarme en libros y conferencias con cierta virulencia en contra del Islam y los musulmanes radicales, asunto además que considero una obligación al tiempo que un privilegio el poder expresarme y compartir esa idea en este país de comprensión. Resulta, que esa virulencia, que algunos responsables de algunas ONG auto denominadas cristianas, y que en muchas ocasiones acudieron a mí en busca de apoyo para recaudar, últimamente se postulan como más políticamente correctos, precisamente por no contar conmigo, cuando en otras ocasiones, me han ensalzado por mis conocimientos, por decir verdades como puños y por mi valentía e implicación en defensa de nuestra identidad y creencias.
Esto viene a cuento por el sufrimiento provocado en mi sentimiento más profundo por haber sido informado con buena intención por un buen amigo y compañero, sobre todo hermano en la Fe cristiana, quien me contó que: “hace pocos meses, me invitaron a un encuentro de una ONG para recaudar donaciones para los cristianos perseguidos en Irak y Siria, invitando muchos autoridades y personalidades de dichos países, a quienes con seguridad conoces”. Pregunté por ti a uno de los responsables del encuentro, porque me extrañó no verte allí participando como en otras ocasiones y me sorprendió su repuesta, cuando me dijo, que “Raad es un fanático radical y habla muy franco contra el Islam y los musulmanes”.
Qué triste, es verdad, me acuerdo de este congreso, fueron invitados dos Obispos y un sacerdote familiares y amigos míos, de mi propio pueblo y nos conocemos muy bien. No se muerden la lengua y dicen verdades sobre el Islam como yo, además me llamaron y fui a verlos a la misa celebrada al final del congreso, también les extrañaba no verme con ellos participando en el encuentro.
Este sufrimiento es más acentuado si cabe, por el hecho de provenir de una ONG autodenominada “cristiana” y de su representante, a quien conozco y con quien he compartido trabajo desinteresadamente.
Amigo y hermano en la Fe cristiana, yo no odio o guardo un rencor al Islam y a los musulmanes, aunque tengo razón a ello, que tú sabes y hemos hablado mucho de ello.
Amigo, si decir la verdad contando mi experiencia personal, mi sufrimiento y el de mi familia y conocidos a manos de los radicales islámicos, trasladar mis conocimientos exactos del Islam profundo por mis estudios e entendimientos de la cultura árabe-islámica (idioma, historia, religión y política) es radicalismo y fanatismo, me declaro radical fanático y a mucha honra.
Pero aquella verdad expresada por el amigo representante de la ONG, no es la verdad auténtica sino falsa. La verdad es otra. Lo que dijo ese señor es la reacción sin sentido a una respuesta franca mía “como de costumbre” a una pregunta en una conferencia, sobre el genocidio cristiano en Irak y Siria. Pueden juzgar:
Al terminar esa conferencia, una señora, aparentemente muy afectada me preguntó por el método para poder hacer llegar ayuda a esos cristianos perseguidos y si conozco algún medio para utilizar. Mi respuesta fue muy genérica y clara ya que traía información directa y reciente de mi última visita a los campos de refugiados, de mi familia y conocidos en el Norte de Irak. Resumo lo dicho textualmente: “Vengo de Irak en mi sexta visita a los campos de refugiados cristianos en el norte de Irak además de la frontera entre Siria y Turquía desde el año 2012. En realidad los necesitados cristianos en el Norte de Irak, suman entre 20000 a 25000 personas sin techo, al haber perdido todas sus propiedades y enseres. Alimentos básicos tienen, gracias a la ayuda de sus familias en el extranjero, la iglesia, los obispos y sacerdotes orientales, siempre atentos a esas necesidades. Ahora bien, desde el nacimiento de ISIS, en junio de 2014 hasta hoy día, he visitado la zona en tres ocasiones sin apreciar los cambios que la ayuda de organizaciones internacionales dicen aportar. A pesar de muchas y tantas reuniones y eventos organizados en todo el mundo, entre ellos España, por diferentes fundaciones y organizaciones, de las que en algunas he participado personalmente, que presumen de recaudar cientos de miles de Euros a favor de los cristianos perseguidos en Irak y Siria, pero aparentemente allí no llega ¿Dónde están esos fondos? Preguntando algunos familiares y amigos míos en los campos de refugiados en el Norte de Irak por las ayudas prestadas, la repuesta es siempre la misma: aquí vienen muchos periodistas y representantes de muchas fundaciones y ONG de todo el mundo, nos hacen muchas fotos y entrevistas, nada más, además no trasmiten todo lo que expresamos sobre el Islam, supongo por miedo de los musulmanes en sus países de origen”.
¿Dónde está el fanatismo y el radicalismo en esta respuesta? ¿Puede alguien sensatamente tachar esta respuesta como radicalismo o fanatismo? Más bien, la verdad duele, especialmente a los cobardes y a los que sienten culpables.
Claro, en este encuentro había público muy diverso, entre ellos funcionarios y representantes de varios ONG y fundaciones presumiendo de ayudar y apoyar a los cristianos perseguidos en Irak y Siria, esperando una respuesta a su favor. En este momento, yo lo único que intente hacer modestamente, es ayudar y divulgar lo que me indicaban mis familiares, mi gente y mi comunidad cristiana. Personalmente, no estoy contra ninguna ONG o fundación, que Dios me libre, al contrario, estoy muy agradecido de todo corazón a cada una y a toda bienintencionada en la ayuda a mi pueblo.
Lo único que no veo con buenos ojos es que las desgracias de mi familia, mi gente y mi comunidad cristiana en Irak y Siria, se convierte a un negocio para algunos como supuestamente ha ocurrido en Haití, Filipinas, Nepal…etc. de los que la involucración mundial no se ha traducido hoy en día en recuperación para el pueblo que sufre y padece.
Está claro que mis conocimientos sobre la situación de los cristianos en Irak y Siria, los orígenes y el desarrollo del Islam, discrepan mucho de las opiniones comunes. Sigo pensando que compartir estos conocimientos, son beneficiosos para todos, incluso para los mismos musulmanes. No obstante, a mí personalmente y profesionalmente, me perturba muchísimo, especialmente en estos últimos años. Hoy día a la gente le gusta escuchar o leer cosas frecuentes y políticamente correctas, es lo más cómodo para todos. Así, que soy incomodo, no solamente para los musulmanes sino para algunos “presuntos amigos” que presumen de ser buenos cristianos. Pero, no me importa, tengo la conciencia tranquila.
Los verdaderos cristianos, partidarios de nuestro Señor Jesucristo, deben de continuar su ejemplo, ser ejemplares, modelos a seguir, valientes en defender y proteger a sus hermanos los cristianos perseguidos, resistir las injusticias, la pobreza, la tiranía, el odio, el egoísmo, apelar por los derechos humanos y la libertad, donde sea y donde quiera, sin miedo, sin pensar en el futuro, en los prejuicios, en lo personal y económico.
De una vez por todas, hay que llamar las cosas por su nombre: hay que condenar tajantemente los crimines, la persecución y el genocidio cristiano no solo en Irak y Siria sino en todo el mundo “árabe musulmán”, por las bandas radicales islámicas.
No nos dejemos engañar hay que decir la verdad, quien está maltratando, persiguiendo y matando a mi gente, mi pueblo y a mi comunidad cristiana en Irak y Siria no es el Estado o el nuevo Califato Islámico, es el Islam mismo.
Muchos mal llamados cristianos, humanistas, especialistas…etc. se animan a calificar a cualquiera que critique justamente al Islam y a los radicales islámicos como providente de un “racista, radical, fanático o extremista de la más rancia derecha”.
Veamos; el racismo es el desprecio a un individuo o un colectivo, por pertenecer a una etnia, raza o religión diferente, que valora su propia cultura como superior a las demás culturas. El Islam y su presunto profeta Muhammad, nos define (judíos y cristianos) en el Corán como las peores de todas las criaturas, y así nos consideran sus eruditos religiosos y clérigos, según dicta (Sura 98:6) “Los que no creen, tanto gente de la escritura como asociadores estarán, eternamente en el fuego. Ésos son lo peor de la creación”. Sin embargo, los musulmanes se muestran orgullosos de su comunidad y sus predicadores, Allah y Muhammad los delimita en el Corán como los mejores, según (Sura 3:110) “Sois la mejor comunidad humana que jamás se haya suscitado: ordenáis lo que está bien, prohibís lo que está mal y creéis en Dios. Si la gente de la Escritura creyera, les iría mejor. Hay entre ellos Creyentes, pero la mayoría son perversos”.
Basado en esta condición de superioridad, Allah y Muhammad ordenan en el Corán en doce ocasiones la prohibición de amistad entre los musulmanes y los infieles (judíos y cristianos), como muestra (Sura 5:51) “Creyentes, No toméis como amigos a los judíos y a los cristianos, Son amigos unos de otros. Quien de vosotros trabe amistad con ellos, se hace uno de ellos”.
Muchos occidentales, no toman en serio estos versos. Sin embargo, los musulmanes, sus Imanes, Mulás, los clérigos y los eruditos islámicos, no dudan para nada en las palabras del Corán, que son palabras de Allah, no eran ni son palabras vacías, sino realidades religiosas e incorporadas a su programa de vida.
Por lo tanto ¿Quién es racista fanático y radical?
Que el Señor nos bendiga a todos para el bien a nuestro pueblo…
Raad Salam Naaman
Cristiano católico caldeo de origen iraquí