Esto parecería no ser terrible para los estudiantes del Informe Kinsley, con excepción del caso de Aisha, la esposa favorita de Mahoma. Aisha era la hija de Abu Bakr, el mejor amigo del Profeta y su más fiel seguidor. Ni bien Mahoma posó sus ojos en Aisha, comenzó a fantasear con tener sexo con ella. Había un problema con esta fantasía. Aisha, en ese entonces, era una pequeña niña de cuatro o cinco años, mientras Mahoma era un hombre en la mitad de sus cincuenta. Y aún así, el Profeta no perdió tiempo en hacer realidad su fantasía. Cuando Aisha cumplió seis años, Mahoma le pidió a Abu Bakr la mano de su hija en matrimonio. Abu Bakr pensó que esa unión sería impropia, no porque Aisha fuera simplemente una pequeña sino más bien porque él se consideraba hermano de Mahoma. El Profeta dejó rápidamente de lado esta objeción diciendo que la unión era perfectamente correcta a los ojos de Allah. Abu Bakr consintió. Y Mahoma tomó a la pequeña niña como su nueva desposada. Cuando estuvieron casados, Mahoma, en su misericordia, permitió que Aisha llevara sus juguetes, incluyendo sus muñecas, a su nueva tienda. El casamiento fue consumado cuando Aisha tuvo nueve años y el Profeta cincuenta y tres. Los tres años del período de espera no se debieron a la preocupación de Mahoma de no abusar de una niña sino, más bien, al hecho de que Aisha contrajo cierta enfermedad que provocó la pérdida de su cabello. La pedofilia no fue practicada sólo por Mahoma, sino también sancionada por el Corán. En el debate sobre el período de espera requerido para determinar si una esposa está encinta antes del divorcio, el texto sagrado dice: “Si estás en duda en lo concerniente a aquellas de tus esposas que han cesado de menstruar, sabe que su período de espera debe ser de tres meses. El mismo período se aplica para aquellas que aún no han menstruado” (Sura 65:4). Aquellos que piensan que los musulmanes modernos han abandonado estas enseñanzas, deberían estudiar las fotos y videos que acompañan este artículo y recordar las palabras del Ayatollah Khomeini, el clérigo islámico más famoso del siglo 20: “Un hombre puede tener placer sexual de una niña tan joven como un bebé. Sin embargo, no debe penetrarla; sodomizar a una niña está bien. Si un hombre penetra y daña a una niña, entonces debe ser responsable por su subsistencia toda su vida. Esta niña, sin embargo, no cuenta como una de sus cuatro esposas permanentes. El hombre no tendrá derecho a casarse con la hermana de la niña. Es mejor para una niña casarse en una época en que comenzará a menstruar en la casa de su esposo, mejor que en la casa de su padre. Un padre que case a su hija muy joven, tendrá un lugar permanente en el cielo”.
Casamiento Musulmán Masivo
En la tierra de Hamas, en el año 2009, un evento de gala se ha desarrollado en Gaza: Hamas patrocinó un casamiento masivo para cuatrocientos cincuenta parejas. La mayoría de los novios estaban en sus medianos veinte; la mayoría de las novias eran menores de diez años. Dignatarios musulmanes, incluyendo a Mahmud Zahar, un líder de Hamas, estaban presentes para felicitar a las parejas que tomaron parte en la celebración, cuidadosamente montada.
“Le estamos diciendo al mundo y a Estados Unidos que no nos pueden negar la dicha y la felicidad” les dijo Zahar a los novios, todos los cuales estaban vestidos con idénticos trajes negros, y provenían del cercano campo de refugiados Jabalia. Cada novio recibió de Hamas un regalo de 500 dólares. Las pobres niñas, vestidas de blanco y adornadas con chillones maquillajes, recibieron ramos de novia.
“Presentamos este casamiento como un regalo a nuestro pueblo que se mantuvo firme enfrentando el sitio y la guerra” Dijo en su discurso el hombre fuerte de Hamas, Ibrahim Salaf.
El Centro Internacional de Investigación Sobre Mujeres estima que, actualmente, hay 51 millones de niñas desposadas que viven en el planeta tierra y casi todas en países musulmanes. 29% de esas niñas desposadas son golpeadas regularmente y abusadas por sus esposos en Egipto; 26% sufren un abuso similar en Jordania. Cada año, de acuerdo a UNICEF, tres millones de niñas musulmanas son objeto de mutilación genital.
La práctica islámica de la pedofilia proviene de Mahoma, que acumuló diez esposas y muchas concubinas oficiales, además de otras. Sus esposas y amantes estaban obligadas, por la ley musulmana, a “satisfacer sus necesidades sexuales en cualquier momento del día o de la noche”, y el Profeta se reservaba el derecho de disfrutarlas “desde la cima de sus cabezas hasta la planta de sus pies”.